9 de Abril: de pronto esta ciudad tan cansada de tanto trabajar, recibió a Porcupine Tree en el Escénica. Nunca, pero nunca pensé que iba a verlos aquí, aun es fecha que no me la creo y me lleno de adrenalina al abrir la carpeta de mi disco duro mental para recrear las imágenes que componen dicho acontecimiento. Que tratare de narrar aquí, para la posteridad….
Este concierto fue una cita para todos los progres y amantes de la buena música de esta ciudad, que en realidad somos pocos, pero fieles y aguantadores, como Alex y Ana que se aprestaron a hacer guarda solemne desde las 2 pm y que amablemente me cedieron el lugar mero adelante, junto a toda la parvada que cargaba.
Una vez otorgado el acceso, a las 19, esperamos pacientemente ubicados en un lugar privilegiado, como en el centro de un home theater, y no nos movimos de ahí hasta que empezaron: la puntualidad inglesa no me sorprendió, el boleto decía a las 21 hrs y sin que pasara un segundo más, salieron, desgarrando el escenario con los primeros acordes de “Occam´s Razor” el primer corte de The Incident, sin decirnos hola, sin saludar, directo a tocar… en ese estado no podía contener la emoción, me sentí afortunado de estar vivo y de amar esta banda, y sobre todo, de amar esta música; desprovisto de banalidades futboleras y superficiales que pululan en esta desértica ciudad, que se coló hasta en este recinto (poster del próximo concierto de Natalia Lafourcade).
Los riffs continúan, se ensamblan, caen en parvada, de repente, hay calma y Wilson musita: “if you wanna stay Always here, All these years, The last frontier”, correspondiente de “The Blind House”; mientras, Wesley se contonea quietamente, como predador en espera de su presa para entrar a escena cuando la rola lo requiere… la tensión que levanta el telón se cae… Free Love...
La banda hace una pausa, Wilson nos saluda, nos dice que este show sera dividido en dos partes, la primera será TODO The Incident, todo el primer disco en su totalidad, y se disculpa por todos aquellos que queremos oir los temas favoritos de Porcupine, eso no importa, estan aquí y cualquier canción será cátedra, no sin antes prometernos la próxima vez…
Great Expectations sigue y da pie a la hermosa “Kneel and Disconnect”, Wilson se sienta en un piano diminuto frente a el y junto con Barbieri (que con una labor callada pero efectiva esta ahí, con la nota segura, el sonido psicodélico, lo ambientes mas densos, es un maestro) nos deleitan melódicamente, armonias estilo Beach Boys… que hermosura, las rolas fluían, mientras que los 55 minutos de The Incident fenecían en una dulce agonía, en un orgasmo supernova colectivo.
El Escenica tuvo el mejor concierto de toda su historia, con un sonido top notch la pantalla al fondo que con tanta precisión y sincronía, cual mini versión del Dark Side Of The Rainbow, regalaba apoyo a las rolas, y quedaban justo cuando Wilson decía tal o cual palabra, yo clamaba por que alguien me despertara pues creí estar en el Nirvana…
El último corte de The Incident, “I Drive The Hearse” terminó, y la banda nos pidió diez minutos de descanso, que maravillosamente se plasmaron exactos en la pantalla de frente, a manera de countdown, 10, 9 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1 gritamos impacientes y la banda salió… Que puntualidad
Retomaron con “The Start Of Something Beautiful” (que así es como definiría el principio del concierto), y con el inicio de la trepidante Russia On Ice, que con puntos amarillos virulentos nos invadían, nos mataban, nos hipnotizaban, una cancionsota, de las raras, en el punto álgido, mis ojos no aguantaron mas y se rindieron presa del catarsis que presenciaba y se inundaron de gritos, de rabia, de incredulidad… Y de repente, clásicamente PT la calma se termina, se retuerce, se resiste y viene la rola de Anesthetize… un despistado Axa se topa conmigo y presumiendo su camisa de Anathema, nos ponemos a brincar y a desgarrarnos la garganta, clamando la electricidad en nuestro interior por las pastillas que tomamos, mientras alrededor tipos se nos quedaban viendo con cara de extrañeza.
La licuadora de estilos de PT volvió a encenderse, y Lazarus nos dio calma, armonía y nostalgia, y volvió a revolverse en sentido opuesto con Way Out Of Here, que manera de tocar el bajo por parte del unimuecas Colin Edwin y que bella chica de ojos azules salió en el video.
De pronto un silencio y Axa no sabia que era, hasta que le dije Blackest Eyes! Y el punch de la guitarra nos noqueó, y nosotros le seguimos la corriente, la garganta no podía mas, los pies acusaban el cansancio de estar desde las 5 pm en pos de guerra y como quiera grite y brinqué como nunca.
Se dejó venir el Encore, que queríamos que fuera eterno y siguió The Sound of Muzak (its going down!) y el cierre perfecto con Trains. Fueron dos horas quince de dejarme llevar por las espinas del árbol puercoespín, de llorar sin remordimiento y de alegrarme por haber visto el mejor concierto de mi vida… Que gusto es estar vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario