27 de diciembre de 2013

13 discos de 2013

Este año escuché 100 discos que salieron del 2013. Es imposible tener tiempo para escuchar todo y a todos, pero de los cien que organicé en una carpeta hice una lista de los trece mejores para mí. En este entrada están desde el 13 hasta el 5 y en entradas separadas hacia abajo están del 4 al 1. 

13.- "Vikorg" -  Señor Loop 

 Empiezo con este excelente disco de la banda panameña Señor Loop, combinan rock, dub, con la salsa y reggae. El bajista es el mejor músico, y la voz de Rodrigo Colón es una placentera combinación entre un cantante de R&B y rock. Este disco es intrigante como la selva, a cada canción se destila la sensación de estar en medio de la misma, aunque en realidad es una alegoría a la ciudad. Por eso su mejor canción trata la fábula del mono y culebra, que podemos aplicarla en cualquier ciudad.

12.- "Black Mamba"  -   Voltar 


Banda salvadoreña de post rock que con este disco nos anuncia que en un futuro llegará a la par de los grandes del género. Las texturas y las ambientaciones son para perderse en el ambiente, pero sin perder esa chispa, esa sensación de que hay algo mas por construir, propio de las cosas hechas en Latinoamérica.

11.- "A Feast of Consequences" - Fish


El hecho de que este disco esté aquí es debido a dos cosas: la primera, a que a Derek William Dick “Fish” le tengo un gran afecto por hacer que me gustara Marillion cuando yo era pequeño y la segunda y mas importante es porque adoro las historias de supervivencia.

La carrera de Fish en solitario desde su partida de Marillion ha estado llena de altibajos, es impredecible, pero no de la forma en que se usa ese adjetivo como elogio, sino la forma de alguien que anda dando tumbos. Ahora, seis años después desde su último disco (el regular “13th Star”), aunado a un susto debido a un absceso de grasa en el cuello que lo mantuvo en los hospitales durante mas de un año bajo la sospecha de cáncer y para rematar su intenso matrimonio que terminó en meses, Fish sale de sus ceniza y nos señala su festín de consecuencias, producto de sus propias decisiones. Nos dice que sigue vivo. 

10.- "No Beggining No End"  -  José James


Es impresionante la voz del originario de Brooklyn. Cadenciosa y flexible, conocido por su adaptabilidad en el jazz, este disco lo acerca mas a sonidos que él mismo ha señalado como sus influencias. A lo largo del trabajo, uno puede cerrar los ojos e imaginarse que Marvin Gaye está cantando en ocasiones, o que hay pinceladitas de Herbie Hancock y de Thelonious Monk. Vino y relajación son necesarios para el disfrute de este disco. 

9.- "Le Sacre Du Travail"  -  The Tangent 


Disco conceptual del grupo que conforma a grandes talentos liderados por Andy Tillison, que conglomera al ex Porcupine Tree Gavin Harrison, a Guy Manning (de probado talento en solitario) y a Theo Travis (el maestro del sax y la flauta). La historia trata sobre el transcurrir de un día en la vida de un individuo común y corriente en la sociedad urbana contemporánea, gestando este concepto al modo de parodia o de alusiones macabras con “La Consagración de la Primavera” de Ígor Stravinsky. Trabajo muy cerebral y brillante que te indignará y hasta te hará reír en ocasiones. 

8.- "The Theory of Everything"  -  Ayreon


El multiaclamado multinstrumentalista holandés Arjen Anthony Lucassen volvió por sus fueros al sacar un disco para su proyecto Ayreon después de cinco años de no hacerlo, y debo confesar que al momento que leía los avances, pensé que estaría ante el mejor disco del año, quizá uno que marcara época: cuenta con la participación de las leyendas vivientes Rick Wakeman (el de las capa sagrada de Yes), Keith Emerson (el Emerson de Lake y Palmer), Steve Hackett (la guitarra de Genesis); aunado a dos que en unos diez años serán igual que ellos Jordan Rudess y John Wetton. Pero… algo pasó. Esta rock opera es un trabajo sobresaliente debido a la calidad de las personas involucradas, sin embargo, no fue lo que yo esperaba: las letras de las canciones, alejadas de la ciencia ficción y mas cercanas a un mundo mas realista) no abundan sobre el tema, solo cantan algunos versos que se repiten de forma sosa en un afán de rellenar tiempo para avanzar la historia, que dicho sea de paso, no es tan hermosa como la de “The Human Equation” de hace nueve años. El título, que prometía lo que más me apasiona en la música: letras cargadas de filosofía, falló miserablemente. Y me quedé con la sensación de que pudo hacerse más.

El álbum es sobresaliente si se quita ese detalle que menciono. Musicalmente raya en la perfección, maestros todos en su arte, vale muchísimo la pena. Hay atisbos de gaitas escocesas, violines y cellos. Las guitarras hicieron que me orillara en el tráfico de una hora pico por casi impulsarme a acelerar a límites prohibidos. Y la voz invitada de Cristina Sarabia casi me hace llorar.

Disco de contrastes que sin embargo me dejó buen sabor de boca. Las altas expectativas pueden explotarte en la cara.  

7.- "The Mountain"  -  Haken

 Tercer disco de la banda inglesa con tecladista mexicano, después de hacer que tengamos la quijada al suelo con sus anteriores dos trabajos, Haken lo vuelve a hacer y nos entrega un trabajo que puedo asegurar reinventa el género del rock progresivo, a veces dudando entre estructuras anquilosadas en los clásicos y en la modificación de estructuras socavadas por la repetición, dando la pauta a las bandas venideras.

La poderosa y sentimental voz de Ross Jennings es el arma principal de estos muchachos, que siguen sorprendiendo a los exigentes de la música como yo, además tienen otros ganchos a la quijada en su arsenal: los riffs acrobáticos en la guitarra sin ser exagerados, la batería apropiada y sin desbordarse, el bajo que parece juguetear de principio a fin, y los teclados, sintetizadores y atmosferas de mi compatriota que hacen sentir que estás en la cima de una montaña.

Si quieres algo fresco en lo que gustas escuchar, nada mejor que Haken 

6.- "The Twenty Seven Club"  -  Magenta

Magenta es una de mis bandas favoritas. Asumen sus influencias y le inyectan su esencia a sonidos familiares que todos tenemos como Pink Floyd, Yes y Genesis, no niegan la cruz de su parroquia, y lo aderezan con la voz de Christina Booth, que es un deleite para ojos y oídos. Al momento de escribir esto, Christina se encuentra luchando contra el cáncer de mama. Y este disco salió un mes antes de que se lo detectaran. Su voz suena magnífica, sin desafinarse, sin salirse de la nota y y yo espero que no sea la última vez que la escuche.

El material es un disco conceptual sobre esos músicos famosos que murieron en el cénit de su carrera al cumplir los 27: Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Brian Jones, Kurt Cobain y Robert Johnson, al ponerles nombres a las canciones alusivas a ellos como “The Lizard King”, The Devil At The Crossroads” y “Ladyland Blues”, por nombrar ejemplos. Es un disco muy denso, es el mas cercano al rock progresivo de todos y por ende, difícil de digerir, tanto que necesita de un par de escuchas de principio a fin para agarrarle cariño y las referencias a los muertos, pero una vez hecho eso, se volverá muy querido para tus oídos. 

5.- "All Is One"  -  Orphaned Land

La banda de metal israelí Orphaned Land es la única cosa en el mundo que une a palestinos e israelíes en un gusto común. Peticiones tanto en línea como en la realidad de que los incluyan en los nominados para el Nóbel de la Paz llevan realizándose desde hace mas de diez años. 

La banda tiene una trayectoria de mas de 20 años, comprometidos con los conflictos de su región geográfica. 
Este disco tiene lo usual del trabajo de un grupo único en el mundo: guitarras distorsionadas perfectamente ejecutadas, instrumentos del medio Oriente que se asoman, coros yemeníes y letras de reconciliación como en “All Is One” (“Evil falls on each of us, there's nothing new / Who cares if you're a Muslim or a Jew / The awakened ones are nothing but a few / And the one to make the difference now is you”) y en “Brother” (“Brother hear my plea tonight / I grew tired from these endless years of (Our) fight / From a tiny corner stone we may build our realm of light/ Please hear me, brother...”)

Mención aparte merecen “Through Fire and Water” y “Shama’im” cantadas en hebreo, árabe y yiddish. 

4. "Cantos Para Una Diáspora" de Dora Juárez Kiczkovsky


Una diáspora es definida como la dispersión por el mundo de un pueblo que ha tenido que abandonar su lugar de procedencia originaria, que ya sea por exilio, guerras o hambre; la RAE incluso define que el término es usado especialmente para definir al pueblo judío, que siempre es pintado como el náufrago por excelencia en la historia. Esta diáspora se extendió por todo el orbe, creándose vertientes socio-culturales como los yiddish en Alemania, los sefardí en España y los ladinos en Latinoamérica; cada uno con sus propios ritos, que derivaron por ende en la creación de música para expresarse.

Por más que la ubicación geográfica y las denominaciones de los diferentes pueblos judíos eran distintos, todos coincidieron en que fueron yéndose de su tierra, y por ende, la música hecha por todas las diásporas cantan sobre la añoranza de su lugar de origen y su dolor por no volver,  siendo confundida la mayoría de ellas como canciones de amor para quienes no podemos entender dicha cultura.

La primera vez que vi a Dora cantar fue en un video de Youtube con el trío Muna Zul, quienes me maravillaron con su armonía vocal, su experimentación, su libre albedrío y por la capacidad de hacer hermosos los momentos. A mediados de este año supe que la guapa Dora sacó un disco en la compañía Tzadik Records, casa del mismísimo John Zorn, por lo que me puse a investigar sobre ella: nació en Israel, hija de padres argentinos, de descendencia polaca por parte de sus abuelos, está viviendo en la Ciudad de México, especializada en canto en la Escuela Superior de Música y en el Centro de Capacitación Cinematográfica, además de cantante, es realizadora de cortometrajes y largometrajes que se han presentado en diferentes festivales internacionales.

El disco contiene once temas con sobredosis de melancolía, revisadas para estos tiempos turbulentos (“contemporáneos” dice el eufemismo); y es difícil de explicarlo en palabras, pero se ve que la pasión que Dora  le imprime en estos menesteres que involucran a sus antepasados.

Entre las canciones que más me gustaron, fue desde la inicial “A La Una Yo Nací”, el clásico tema ladino, que desde sus primeros momentos escuchamos el lamento de la voz de Dora y podemos sentir la tierra del desierto en nuestras mejillas, la guitarra perfecta y la percusión en sintonía. Emocionante y nostálgica. “Una tarde de verano” empieza con un loop vocal, bellísimamente construido, que logra una exquisita base vocal en el viejo pero hermoso poema sefardí, que relata la historia de una joven que se veía mora, pero de España nacida. El timbre y el rango vocal de Dora en “Porqué Yorash” es impresionante.

La pieza “Tres morillas” es una hermosura: canta la historia de Axa, Fátima y Marién. Misteriosa, cantada casi en las penumbras: refleja ese temor que se le tenía (¿tiene?) a la belleza lozana de las moras en la ciudad de Jaén.

El verdadero punto álgido del disco viene con el último par de canciones, primero con “Morenica”, cantada magistralmente, uno siente que se no siente la piel de tanto que se enchina, y mas cuando te dice estos versos: “Morenica a mi me llaman / Yo blanca nací / De pasear galana / Mi color yo perdí”, que en mi mente quise imaginar las andanzas de Dora en una país como éste mi México. Finaliza con “Durme”, una dulce canción de cuna para las niñas, que poco a poco plantea el futuro de fantasía para ellas y terminar diciendo la sensata advertencia: “lo que hicites con tu padre y con tu madre a ti te lo facerán”. Mi amiga y mi hermana están por tener bebés, si salen niñas ambas, trataré de cantarles esto a manera de mi amor por ellas.


El disco se llevó algo de la vida de Dora, se ve que ella tenía que dejar algo para sus antepasados, tenía que homenejarlos y venerarlos. Lo logró. Cuando se deja el alma en trabajos como éste, siempre se tendrá el reconocimiento. 

3. "Shrine of New Generation Slaves" de Riverside


Quinto disco de la banda polaca liderada por el Adonis del prog Mariusz Duda, quien además de ser guapo, toca el bajo, canta –muy bien-  y es el único letrista. Este disco marca la pauta para que sean considerados los mejores de esta época, se ven en su elemento y no han dejado de tener una racha ganadora en la música que componen. Llenan donde van: México, Brasil, Costa Rica, toda Europa, y la mayoría siguen sin saber de quienes se tratan.

De alguna forma, en este trabajo Riverside se volvió más accesible y hasta pudiera decir que sus canciones están listas para la radio con algunas versiones radio edit, pero al mismo refinaron su calidad instrumental y compositiva, algo que ni siquiera los mas grandes han hecho.

El título del disco plantea un tema, y como tema abarca una incógnita básica, la de que es la “nueva generación de esclavos”, misma que es resuelta con mucha lógica en el primer track: “The truth is: I am a free man but I can’t enjoy my life”. La nueva generación de esclavos somos todos. Esclavos al celular, al materialismo, a las relaciones fugaces, a la religión. "We never talk when we fall apart" canta el buen Mariusz en “Deprived”.

The Depth of Self-Delusion” es un baño de sorpresa, nunca escuché a Riverside tan claro, sin tanta oscuridad, setentero; hay toques de jazz en el piano de “We got used to us” que nunca pensé escucharles.
Celebrity Touch” es un pedazo de canción, te hace menear la cabeza, headbangear y desear que esté en loop infinito mientras caminas las calles de cualquier orbe, te da vida, mientras el protagonista narra su sed de ser visto con una furia que se asemeja a la segunda etapa de rehabilitación de los adictos a algo. Incorporan plácidamente un teclado hammond a la mezcla. Es potente, completa.

“Feel Like Falling” es el contrapeso en la balanza, siendo oscura y progresiva hasta las cacha y en la que la influencia de Lunatic Soul, el proyecto en solitario de Mariusz Duda, se deja ver.


Este disco me sorprendió para bien. Riverside es de mis bandas favoritas del mundo, pero ahora me demostraron que pueden ser versátiles y seguir siendo ellos. Hay calidad en el mundo. 



2. "Eclipse de Memoria" de la Barranca.




No es un secreto que La Barranca sea para mí la mejor banda mexicana de rock de todas las que han existido en este país. Es algo que siempre he dicho. Sus guitarras resuenan de variopintas maneras: a veces son crimsonianas, a veces a lo Radiohead o a lo Hendrix, y puedo decir con toda seguridad que han respetado al rock como debe, y sus letras, aún después de 20 años de trayectoria, siguen hablando de los conflictos inherentes a ese ente extraño y contradictorio que es el mexicano: un ser definido por todos, pero resuelto por nadie.

Este disco, octavo en la carrera de la banda, surge después de un hiato decretado por José Manuel Aguilera (líder y dueño absoluto de la misma) para presentarse con su proyecto en solitario denominado Mitocondrias, en el que presentaba canciones clásicas de la Barranca y experimentó con nuevos sonidos, como las cuerdas y las marimbas. Desde el primer segundo del disco te das cuenta de la presencia de estos elementos, volviéndose gratas sorpresas en el devenir del mismo.

El tema que se trata en el disco se refiere a la oscuridad que a veces se apodera de esa cosa tan selectiva y enigmática como es la memoria humana, que hace que olvidemos cosas o que las recuperemos con más brillantez después de cierto periodo de tiempo, con su consecuente sentimiento de dolor o placer, así como la ilusión de que en realidad eso es controlado por cada uno de nosotros. Dicho espejismo es retratado el “El Alma Nunca Deja de Sentir”, primer tema del disco que marca la pauta en cuanto a la sorpresa de sonidos que nos esperaremos en este material.

Ante La Ley” es el sencillo de este disco, que se presenta con trompetas y trombones a la palestra, dándonos una letra de un alto contenido político, además de filosófica para algo tan inherente al mexicano como el hecho de que un policía lo detenga en la calle: “¿Es el bien o es el mal el que trae al oficial que te ofrece un arreglo seguro?” Simplemente magistral.

Garzas” cuenta con una guitarra acústica muy de Fairport Convention, con un ritmo cadencioso, pero que oculta unas guitarras con slider propias de una canción melancólica de post rock, y como bonus, la Ceci Toussaint está haciendo la segunda voz.

Flores de Invierno” es para mí la mejor del disco: la agonía desde el que ve a un ser querido ser devoradas sus memorias por el Alzheimer o por cualquier otra enfermedad que afecte la memoria, como el estado de coma o la amnesia. Es sublime el feeling que le imprime. La primera vez que la escuché no pude evitar notar que la voz de José Manuel ha mejorado demasiado, y que son las mejores vocales que ha grabado en toda su carrera. No desafina en una canción muy exigente para la garganta.

En Cada Movimiento” y “La Tercera Joya del Sol” demuestren ese jugueteo con las consolas y los sonidos a los que José Manuel experimentó en Mitocondrias; la primera es una canción muy erótica, como de “Princesa Bacana” de Jorge Drexler pero en versión oscura, y la segunda es una canción que le hace de continuación. La voces siguen siendo impresionantes para mí.

Campos de Batalla” parte madres, sacude las ideas: no hay nada más contundente como el hecho de que te digan que la normalidad va a regresar y con ella se van a dormir tus sueños. “Sepan que olvidar también es tener memoria” dice el Martín Fierro al final del famoso poema argentino que lleva su nombre. José Manuel y la Barranca sacan la espada y tratan de rebatir es afirmación. El águila debe volar sola.

No puede faltar en el tema de la memoria, la sensación perpetua del ser humano para que los días no se lleguen y querer detener el tiempo,  en la pieza “Siempre Joven” se refleja ese deseo, y menciono esta canción por que una persona que yo amo demasiado me dijo que quería que esta canción fuera la de sus días ante la adversidad por la que estaba pasando.

Finaliza el disco con la memorable y rulfiana “El Tiempo es Olvido” que en el título viene a resumir la fiera venganza del tiempo que hace ver desecho lo que uno edificó. El causante de la desgracia de Ozymandias. “Bajo el ojo impasible del sol el tiempo es olvido” nos dice, y después nos sentencia el inminente regreso del PRI al poder: “Y el pasado regresa vestido de porvenir”. Hasta el sol se desintegra, José Manuel.

En resumen, este es un discazo, digno de ir y volver a el, como casi todo lo hecho por la Barranca. 

He escuchado que se le define a La Barranca como “el secreto mejor guardado de México” y ante discos como éste, de mí, de nosotros depende que la banda sea más reconocida de lo que ya es. Es nuestro deber ante las cancionsotas aquí depositadas.  



21 de diciembre de 2013

"The Raven That Refused To Sing (And Other Stories)" de Steven Wilson. Mejor disco de 2013



Ya no fui el mismo desde el día en que Steven Wilson entró a mi vida: tenía yo 20 años y estaba buscando la forma de decirle adiós a toda forma de mediocridad hasta en mis gustos musicales y me topé con Porcupine Tree. Ya conocía yo al King Crimson, a Yes y a los demás clásicos, pero uno a veces quiere dejar las vacas sagradas para las visitas especiales y con ello evitar el desgaste. En ese entonces, yo creía que eran lo máximo y cada álbum que sacaban me gustaba más que el anterior.


Entonces Steven Wilson lanzó “Insurgentes” (el título del disco denota la intención para con su vida y su música, era, a final de cuentas, su revolución), yo a este evento le llamo “el principio de la polarización del rock progresivo moderno”, en este momento Wilson dejó de ser el líder de una banda que hacía buena música, a una figura que dio origen a una confrontación entre los fans del género; unos que lo endiosan y afirman que le dio nueva vida a un género que estaba anquilosado y detenido desde hacía décadas en las mismas estructuras, y otros que dicen que es solo un homenajeador glorificado y que ha hecho de su amistad con los viejos dioses del Prog sólo por mercadotecnia. A partir de ese momento la figura de Wilson es para mí la de un ícono, un osado que acertó al irse en solitario y crear mejor música que la de su banda original. Ya realizada su insurgencia, lanzó el magistral “Grace For Drowning”, el mejor de su carrera para mí debido a la honestidad con la que se hizo y a que abrió sus sentimientos ante sucesos que le estaban pasando, como la muerte de su padre, por ejemplo.

Este año, lanzó “The Raven That Refused To Sing (And Other Stories)”, que alimenta el lugar común de relacionar a los cuervos con E.A. Poe, es un disco que amalgama 6 historias de fantasmas o de terror mientras que rinde tributo al rock progresivo de la época de los setenta. Para conseguir dicho fin, se hizo acompañar de una banda poderosa, compuesta por pesos pesados en todas sus líneas: Guthrie Govan en la guitarra; el carismático Nick Beggs en el bajo y las armonías vocales; Marco Minnemann en la batería, Adam Holzman en los teclados y pianos y Theo Travis el maestro de los instrumentos de viento que ha grabado con el mismísimo Robert Fripp.

En este álbum, Wilson mezcla el pasado con el presente de una manera sofisticada: cada energía y métrica están bien cuidadas como en antaño, pero con un sonido poderoso que hoy en día se logra gracias a la tecnología. Y dicha combinación entre pasado y presente en el sonido del rock progresivo no puede llevarse a cabo sin un talento que trascienda y venza esa dicotomía, para ello, Wilson incorporó a Alan Parsons al proyecto como ingeniero de sonido y productor. Talento, amor por el género e inteligencia hay de sobra en el disco. 

El disco empieza con “Luminol”, la energía es casi desbordante, con un bajo pulsante que mueve tu cuerpo y una guitarra con el “wah wah” chapotea y juguetea por ahí, la flauta viene a darle un toque de finura a la pieza, como los últimos toques en el óleo de un paisaje hermoso y el piano eléctrico viene a corroborar lo dicho en el anterior párrafo, sientes que estás en una pieza setentera. A los cuatro minutos se minimaliza y Wilson empieza a cantar. La letra trata sobre una persona que andaba trovando por las calles, nada lo detiene, ni el sol ni la lluvia ni la nieve, hasta que un día muere e incluso después de muerto sigue con su rutina, convirtiéndose en un fantasma, pero ¿acaso no lo fue en vida? ¿Es posible ser un fantasma en vida?

Aquí el tema desde el Teatro Metropolitan en la Ciudad de México, yo estuve ahí, y contribuí a los aplausos en armonía con el tema que se escuchan a los dos minutos. 

 


El segundo tema es “Drive Home”, nostálgico tema cuya palabra que mas la define es “equilibrio”: empieza suave y tranquila, simple incluso, pero Govan nos hace que la terminemos llorando justo como él hace llorar a su guitarra. Si alguien me dijera o leyera la frase “un melotrón que suena a violín” pensaría que está haciendo poesía, esa imagen retumba bonito en mi cabeza, pero es realidad en este tema. La canción habla sobre la muerte: una pareja viaja en coche, están enamorados, al minuto siguiente, en un accidente, ella muere y él queda vivo pero paralítico, el fantasma de su amada está recordándole constantemente de ese evento, él no puede aceptar esa realidad y trata de bloquearla. 


El tercero en la lista es “Holy Drinker” que empieza con un piano misterioso, al que se une la guitarra y la batería como en espasmos de furia, en caos, que se rompen en una rápida sucesión de acordes. El acompañamiento entre flauta y órgano me recuerda a la banda holandesa Focus que también es, oh sorpresa, de los setenta. Sigue un interludio misterioso y terminan con el sello de la casa: una coda que retoma el ritmo inicial. Esta canción trata sobre un hombre muy religioso, muy creyente pero que bebe demasiado y el diablo se le aparece para condenarlo gracias a su vicio. 


El tema mas corto del disco, cronometrando cinco minutos, es “The Pin Drop” es el tema menos progresivo y que se parece mucho a Porcupine Tree. Incluso a veces a Oceansize, una banda muy buena que ya no existe más. Las armonías vocales y el estribillo son geniales. Esta canción trata de retratar el hecho de que en una relación pueden haber muchas tensiones, enojos que se reprimen hasta el punto en que un episodio banal, como el caer de una aguja puede desatar un episodio de violencia de género. Cantada desde el punto de vista de la esposa, nos revela en un principio que está muerta y su cuerpo está flotando en el río abajo ya que su marido la arrojó a éste después de matarla, en el trayecto rememora la vida que tuvo con él y que no pudo ser “de la forma en que el quería que yo fuera”. Desgarrador



El quinto tema, "The Watchmaker" para mí es el más débil del disco musicalmente, pero poética y líricamente es el más claro, está hecho en una atmósfera idónea para contar una historia de fantasmas: mansa, límpida y reposada, con sinestesia hasta pudieras ver la neblina y la noche. Cuenta la historia del relojero, metido en su oficio toda la vida sin expresar ninguna clase de emoción; estuvo casado con Eliza durante 50 años, ella muere y su sombra sigue estando con él, a pesar de que él le confiesa que nunca la amó pero que aun así la extraña, esa clase de costumbre no la quitas ni después de la muerte


Al último tenemos la canción mas triste del disco, la que le da nombre al disco, debo confesar que lloré cuando la escuché por vez primera: es melancólica, el piano y el sintetizador recrean una atmósfera como en el video de abajo: solitaria y con mucho frío, que te envuelve. Es desgarrador y esperanzador a la vez, llena de lamentos y súplicas que se enchina la piel. Nuestro protagonista hace que te empatices con él, es un viejo que ya no le queda mas por vivir y está esperando su muerte. Recuerda un tiempo de su niñez, que quiso mucho a su hermana, pero ella murió siendo muy joven. Al ver un cuervo en su jardín, él cree ver la manifestación del espíritu de su hermana y que el canto de ese cuervo le devolvería una vida antes ida. Es hermosa.   



Este disco es una obra de arte, no tanto como “Grace For Drowning”, pero definitivamente mejor que muchas otras propuestas en este género o en otro. Es un disco preciso, con la belleza de la tristeza que siempre Wilson trata de plasmar. Es infinitamente recomendable 

18 de diciembre de 2013

No está quedando de mi anterior vida

No queda nada de mi anterior vida, en el lapso de un año y medio – quizá más – mi mente ha respondido de forma hostil a lo que han querido meterme en esta ciudad del letargo, donde la izquierda es inexistente, donde te quieren convertir en un bulto que trabaja, en una esponja que repite lo que dice Don Rober mientras grita gol en el estadio hecho en la tumba de un bosque.
Y Yo quise eso. No lo quiero más.

Poco a poco veo como era yo antes: un ente totalmente desconocido ahora que lo recuerdo: un cegado, alguien que veía con recelo a los pobres y a los que protestaban, alguien inteligente que  tenía mucho “éxito” con las mujeres: sexo y ligues casi diario, aunque ya a la distancia, estoy casi seguro que era por la configuración de una ciudad que hace atractivo a un joven soltero despilfarrador de menos de 30 con un trabajo tomando decisiones en el Gobierno y que ganaba 25 mil al mes. Eso da seguridad a la mujer regia tan interesada en lo material.

Tenía un fuerte sentido del repudio a la corrupción, me indignaba mucho cuando pasaba una injusticia aún dentro de mi casa, traumas de la infancia hubo varios, pero más en la adolescencia, sea lo que sea, aún no se cómo explicar el hecho de haberme metido a estudiar Derecho, el ser abogado. No tiene explicación, pero sin embargo, es fecha que aún me gusta y lo quiero ejercer aunque me cague de miedo.  

Había conocido a Pedro, a Liz, Dan y toda esa gente, pero mantenía mi distancia, me decía que yo estaba bien sólo cotorreando con ellos, me decía que yo era feliz, que iba a tener toda la materialidad que quisiera. Pero me fui comprometiendo con ellos, mas con Pedro por estar en la misma ciudad; conocí a gente gracias a el: a Kevin, a Zindu, al Hueso, a David, personas hermosas que cambiaron mi vida. De David conocí a Franco, a Zaría y a Sol. Gente talentosa y gente loca. Gente que me despertaron esto que yo tenía dentro. Personas que me hicieron leer y que me hicieron sentir que Monterrey es una falsedad: un oasis con pequeña belleza pero igual que un espejismo de falso.

Y ante esa falsedad, con un grado exagerado de grandilocuencia y un exacerbado sentido del drama me decidí hacer lo que dijo alguna vez Malcom Lowry (mi escritor favorito): “Algún día encontraré una tierra corrompida hasta la ignominia donde los niños desfallezcan por falta de leche, una tierra desdichada e inocente y gritare: ‘haré de este un buen lugar por obra mía’”. Y lo he hecho y seguiré haciendo: he organizado cuatro conciertos incluso saliendo perdiendo, de mis amigos, para traer algo más de alegría, de cultura, de visión a esta ciudad agonizante.

Y funcionó: el día del primer concierto no cabía ni un alma: ese día sentí que algo dentro de mí moría y otra cosa surgía, que se desataron una serie de eventos que aún no se han detenido…
Le doy muchas vueltas a las cosas, todas las versiones encuentran sitio en mi mesa, los algoritmos se superponen pero coinciden en mi cabeza en que a veces me siento muy viejo para este despertar: muy joven para huir, muy viejo para soñar, que perdí tiempo y que el castigo por ello es la no realización de mis sueños y/o proyectos que tengo por ahora. Lucho contra mi cerebro todos los días, lucho contra todas las variantes que se aglutinan en mi cabeza y que minan mi confianza, pero es parte del proceso, supongo.

Parte de esos eventos y de estar conociendo mas gente a mi vida trajo la cereza del pastel, la chispa que encendió en el cigarro. Una chica de 21 años que me sorprendió con la forma de ver la vida: estuvo a punto de decirme que no iba a verme, le hice reacomodar sus defensa con lo primero que le dije, platicamos horas, después estuve tentado a besarla y sigue sosteniendo que escanee con mi mirada lasciva todo su cuerpo el primer día que la vi. Llegó para quedarse: su entrada en mí fue avasalladora, intoxicante, llena de ideas nuevas y sorpresivas para mí: le aprendí más de lo que he aprendido a mujeres que incluso le doblaban la edad.

Machismo, libertad, desprendimiento, sexo, amor. Ella fue el revulsivo que necesitaba en este marasmo entre el nacimiento y la eliminación de mi yo anterior.

Poco a poco fui despidiéndome de hábitos al dejarla entrar en mi vida. Fui dejando ir a gente, de una en una, personas que me recordaban a  mi anterior yo se fueron alejando, fueron quedándose en el olvido. Me gané mucho odio. Reflexioné y me di cuenta de que yo he sido causante de mucho daño, he utilizado a las personas para mis fines que generalmente eran vacíos, banales.

También he ayudado a muchas personas, pero siento que a veces lo hacía por mi ego, por sentir que no me controlaran, por probar que podía salirme con la mía, por escupirle al sistema, etcétera. ¿Será que me quito méritos? Mejor dejo esa pregunta porque eso sería motivo de un libro incluso.

Me paro a ver que es lo que escribí y no le encuentro forma pero no me importa porque me está sirviendo para explayarme y sacar todo, nada pasa filtrado ni revisado.

Dejé mi trabajo, por fin, no estar supeditado a un horario, a un jefe, a protocolos de burocracia encasillada en el desperdicio de energía y decidí a lanzarme por mi cuenta en este mundo de la abogacía que no se porque tanto me gusta. Ya en esta etapa de mi vida no sé mucho de la práctica por fuera de los juzgados, solo de la interior y me da un buen de miedo ser responsable de los problemas de la demás gente, ayudarlos a resolverlos, pero yo se que con experiencia y cursos lo lograré. Es uno de los eventos mas significativos de mi vida. Mayo de 2013 y con el todo lo que esto conlleva y creo que si no pasa como sucedió, al menos yo seguiría ahí ahora. Pero hubiera renunciado nada mas empezando Enero. Era inevitable y parte es culpa de ella por que me sentí que el momento de buscar esto es ahora y no estarme lamentando por no hacerlo. Mi mente debe ser libre, siendo objetivos si no tan libre, lo menos manipulable posible por lo menos.

Seguí desprendiéndome de gente en cantidades aceleradas, a ser mas crítico, ser ese ser insoportable que hace preguntas incisivas, “¿Cómo has cambiado?” siguen diciéndome de manera a veces lamentada, a veces contenta, a veces agresiva… La prueba de oro para este nuevo paradigma en mi vida fue que corté todo lazo con Lorraine, la canadiense, la mujer con la que viví por un lapso de tiempo y que fui feliz: vive en Buenos Aires y todos los días dice que me extraña y que ningún argentino es como yo a pesar de que veo por Feisbuc que se la pasa de “diez puntos” (sus palabras) siempre; yo lo seguía el juego y siempre nos mandábamos fotos. Ya no más. Le dije por lo que estaba pasando y lloró, se enojó, pero no importa, lo entenderá. Uno tiene que continuar con esto. Así que dije adiós. Ese día supe que me había enamorado de Mariana.

Días después pasó en la vida de ella la mayor tragedia que alguien puede tener, algo que le derrumbó todo pilar de un desarrollo mas o menos normal. La mayor inspiración para ser como ella es. Su ejemplo se derrumbó y cayó en las manos de la muerte.

Ese evento la colisionó y me llenó de impotencia el no poder estar con ella de la forma que yo siempre quise. Ella es de las personas mas importantes de mi vida, la que creo que no dejaré ir a menos que ella quiera y no estuve ahí, la distancia me mata, es una distancia que trato de matar con los días y que el año que entra la derrumbaré aunque me cueste.

Ahora está enfocando sus baterías en ser ella, en redescubrirse, y yo lo entiendo. La historia entre nosotros no quiero que termine y de mi no depende. Yo estoy para apoyar y necesito estar bien para que ella no se preocupe por mi.

López Obrador habla del “basurero de la historia”, concepto comunista equivalente a “La Chingada”: ese lugar intangible y muy lejano al que iban a parar todos los proyectos desechados y personas apestadas.
Yo hablo del “basurero de su memoria”, no quiero que ella me envíe a él.

He escuchado y leído como se expresa de sus exes y no me gustaría que hiciera lo mismo conmigo. No si sea ego, quizá lo es, pero no quiero que pase eso cuando yo me siento mejor que todos ellos, estoy plenamente convencido de ello.


Así que a ser yo y terminar de juntar todos mis pedazos hasta hacer el hombre que siento que estoy destinado a hacer. Quiero estar bien, saber cosas. La felicidad está en saber y a la vez no. La felicidad son momentos que tengo planeado hacer con ella… 

17 de diciembre de 2013

Tu canto en el mío






Tengo tus piernitas en un rincón de mi salvapantallas...

Tengo tu sonrisa en mi celular

Tengo tu voz en mi cabeza.

Tengo una rabia que se endereza

Y la promesa de que todo se va a reivindicar

4 de julio de 2013

En la nueva oficina



Estoy aquí, en este local, a media tarde, solo, en la oficina donde puse mi computadora que el licenciado Miguel Aguillón tuvo a bien darme la oportunidad. 

Hace poco no veía la cuesta de la desesperación, no sentía hacia donde viraba mi vida, pero hablando con el lic apenas (¡)el sábado(!), hoy, siendo jueves ya estoy casi instalado en este lugar que espero sea mi vida próximamente. 

No sé mucho sobre litigar, desconozco muchas materias, ya que la vida que llevaba me lo impedía y yo no hice nada para aprender, nuestros cerebros piensan sobre nuestros futuros yo como un ente desconocido, y por ende, no se preocupa por hacer que agarremos las armas que nos van a ayudar. Siento que mi vida anterior, a nivel de conocimientos, ha sido desperdiciada y no merece la pena volverla a recordar. Merece la pena recordar todo lo que hice con el sueldo obtenido de ello, todo lo que logré: mis salidas, los conciertos que organicé, los viajes que me permitieron conocer y acercarme a gente que de otra forma no hubiera conocido, a eso siempre le daré gracias.

Ahora, estoy del otro lado, en la alternidad y buscando la forma de ser mejor en esto del derecho que tiene mucho de apasionante (había llegado al punto en que lo había olvidado), puedo casi decir que estoy eliminando todo atisbo de duda sobre esa interrogante que punzaba sobre el motivo de porque estudié lo que había estudiado. Creo a veces que me irá bien y a veces que no. Estoy pisando camino incierto y me gusta, sé que una vez que empiece con lo que tengo de Librado no habrá vuelta atrás: vendrán mas y mas asuntos de parte de el si le resuelvo bien. y otros mas con la ayuda del Licenciado Aguillón, que dicho sea de paso, es un tipazo:  una persona que me sorprendió mucho su forma de ver las cosas, es casi como yo las veo, con la misma opinión sobre el dinero y la cultura, tanto que hasta en los escritos acordamos ponerles la leyenda "El arte humaniza a la sociedad". Espero estar de socio con el muchos años, y que aprendamos juntos muchas nuevas cosas. 

Sé que tengo la cabeza para este reto, la facilidad y la palabra, solo es cuestión de quitarme ese pánico escénico que me atrofia a veces, sé que puedo sobresalir y manejar mi libertad, mis tiempos, mis entradas y salidas. 

Esta entrada la hice toda sin mirar atrás, sin corregir y llena de esperanza en el futuro venidero.

22 de junio de 2013

El Enemigo - Antón Chéjov


Es de noche. La criadita Varka, una chiquilla de trece años, mece en la cuna al niño y le canturrea:

Duerme, duerme, niño lindo, que viene el coco...

Una lamparilla verde encendida ante el icono alumbra con luz débil e incierta. Colgados a una cuerda que atraviesa la habitación se ven unos pañales y un pantalón negro. La lamparilla proyecta en el techo un gran círculo verde; las sombras de los pañales y el pantalón se agitan, como sacudidas por el viento, sobre la estufa, sobre la cuna y sobre Varka.

La atmósfera es densa. Huele a piel y a sopa de col.

El niño llora. Está afónico hace tiempo de tanto llorar, pero sigue gritando cuanto le permiten sus fuerzas. Diríase que su llanto no va a acabar nunca.

Varka está muerta de sueño. A pesar de todos sus esfuerzos, sus ojitos se cierran y, por más que intente evitarlo, da cabezadas. Apenas puede mover los labios; siente su cara como de madera y su cabeza pequeñita como la de un alfiler.

Duerme, duerme, niño lindo...

Balbucea.
Se oye el canto monótono de un grillo escondido en una grieta de la estufa. En el cuarto inmediato roncan el maestro y el aprendiz Afanasy. La cuna, al mecerse, gime quejumbrosamente. Todos estos ruidos se mezclan con el canturreo de Varka en una música adormecedora, que es grato oír desde la cama. Pero Varka no puede acostarse, y la musiquilla la exaspera, pues le da sueño y ella no puede dormir; si se durmiese, los amos le pegarían.

La lamparilla verde está a punto de apagarse. El círculo verde del techo y las sombras se agitan ante los ojos entrecerrados de Varka, en cuyo cerebro medio dormido nacen vagos recuerdos.

La muchacha ve correr por el cielo nubes negras que lloran a gritos, como niños de pecho. Pero el viento no tarda en barrerlas, y Varka ve un ancho camino, lleno de lodo, por el que transitan, en fila interminable, coches, gentes con talegos a la espalda y sombras. A uno y otro lado del camino, envueltos en la niebla, hay bosques. De pronto, las sombras y los caminantes de los talegos se tienden en el lodo.
-¿Por qué hacéis eso?-les pregunta Varka.
-¡Para dormir!-contestan-. Queremos dormir.
Y se duermen como lirones.

Cuervos y urracas, posados en los alambres del telégrafo, ponen gran empeño en despertarlos.

Duerme, duerme, niño lindo...

canturrea Varka entre sueños.

Momentos después sueña hallarse en casa de su padre. La casa es angosta y oscura. Su padre, Efim Stepanov, fallecido hace tiempo, se revuelca por el suelo. Ella no lo ve, pero oye sus gemidos de dolor. Sufre mucho-de no se sabe qué enfermedad-; no puede hablar. Jadea y rechina los dientes.

-Bu-bu-bu-bu...

La madre de Varka corre a la casa señorial a decir que su marido está muriéndose. Pero ¿por qué tarda tanto en volver? Hace largo rato que se ha ido y debía estar de vuelta ya.

Varka, recostada en la estufa, sueña que sigue oyendo quejarse y rechinar los dientes a su padre.

Mas he aquí que se acerca gente a la casa. Se oye trotar de caballos. Los señores han enviado al joven médico a ver al moribundo. Entra. No se le ve en la obscuridad, pero se le oye toser y abrir la puerta.

-¡Encended alguna luz!-dice.
-¡Bu-bu-bu!-responde Efim, rechinando los dientes.

La madre de Varka va y viene por el cuarto buscando cerillas. Reina el silencio durante unos instantes. El doctor saca del bolsillo una cerilla y la enciende.

-¡Espere un instante, señor doctor!-dice la madre.

Sale corriendo y vuelve en seguida con un cabo de vela.

Las mejillas del moribundo están rojas, sus ojos brillan, sus miradas parecen hundirse extrañamente agudas en el doctor, en las paredes.

-¿Qué te pasa, muchacho?-le pregunta el médico, inclinándose sobre él-. ¿Hace mucho que estás enfermo?
-¡Estoy en las últimas, excelencia!-contesta, con mucho trabajo, Efim-. No me hago ilusiones...
-¡Vamos, no digas sandeces! Ya verás cómo te curas...
-Gracias, excelencia; pero bien sé yo que no hay remedio... Cuando la muerte llama a la puerta, es inútil luchar contra ella...

El médico reconoce detenidamente al enfermo y declara:

-Yo no puedo hacer nada. Hay que llevarle al hospital para que le operen. Pero sin pérdida de tiempo. Aunque es ya muy tarde, no importa; te daré cuatro letras para el doctor y te recibirá. ¡Pero en seguida, en seguida!
-Señor doctor, ¿y cómo lo llevaremos?-dice la madre-. No tenemos caballo.
-No importa; hablaré a los señores y para que os dejen uno.
El médico se va, la vela se apaga y de nuevo se oye el rechinar de dientes del moribundo.

-Bu-bu-bu-bu...

Media hora después se detiene un coche ante la casa; lo envían los señores para llevar a Efim al hospital. A poco momentos el coche se aleja, conduciendo al enfermo.

Pasa, al cabo, la noche y sale el Sol. La mañana es hermosa, clara. Varka se queda sola en casa; su madre se ha ido al hospital a ver cómo sigue el marido.

Se oye llorar a un niño. Se oye también una canción:

Duerme niño bonito...

A Varka le parece que la voz que canta es su propia voz. Su madre no tarda en volver. Se persigna y dice:

-¡Acaban de operarlo, pero ha muerto! ¡Que Dios lo tenga en su gloria !... El doctor dice que ha sido operado demasiado tarde; que debía haberse hecho hace mucho tiempo antes.

Varka sale de la casa y se dirige al bosque. Pero, de pronto, siente un tremendo manotazo en la nuca. Se despierta y ve con horror a su amo, que le grita:

-¡Ah, sinvergüenza! ¡El niño llorando y tú durmiendo!

Le da un tirón de orejas; ella sacude la cabeza, como para ahuyentar el sueño irresistible y empieza de nuevo a balancear la cuna, canturreando con voz ahogada.

El círculo verde del techo y las sombras siguen produciendo un efecto adormecedor sobre Varka, que, cuando su amo se va, torna a dormirse. Y empieza otra vez a soñar.

Ve de nuevo el camino enlodado. Infinidad de gente, cargada con talegos, yace dormida en tierra. Varka quiere acostarse también; pero su madre, que camina con ella, no la deja; ambas se dirigen a la ciudad en busca de trabajo.

-¡Una limosnita, por el amor de Dios!-implora la madre a los caminantes-. ¡Tened compasión de nosotros, buenos cristianos!
-¡Dame el niño!-grita de pronto una voz que le es muy conocida-. ¡Ya te has dormido otra vez dormida, sinvergüenza!

Varka se levanta bruscamente, mira en torno suyo y se da cuenta de la realidad: no hay camino, ni caminantes, ni su madre está junto a ella; sólo ve a su ama, que ha venido a darle el pecho al niño.

Mientras el niño mama, Varka, de pie, espera que acabe. El aire empieza a azulear tras los cristales; el círculo verde del techo y las sombras van palideciendo. La noche le cede paso a la mañana.

-¡Toma el niño!-ordena a los pocos minutos el ama, abotonándose la camisa-. Siempre está llorando. ¡No sé qué le pasa!

Varka coge al niño, lo acuesta en la cuna y empieza otra vez a mecerlo. El círculo verde y las sombras, menos perceptibles a cada instante, no ejercen ya influjo sobre su cerebro. Pero, sin embargo, tiene sueño. Su necesidad de dormir es imperiosa, irresistible. Apoya la cabeza en el borde de la cuna, y balancea el cuerpo al mismo ritmo del el mueble, para despabilarse; pero los ojos se le cierran y siente en la frente un peso plúmbeo.

-¡Varka, enciende la estufa!-grita el ama, al otro lado de la puerta.

Es de día. Hay que comenzar el trabajo.

Varka deja la cuna y corre por leña a la porchada. Se anima un poco; es más fácil resistir el sueño andando que sentado.

Lleva leña y enciende la estufa. La niebla que envolvía su cerebro se va disipando.

-¡Varka, prepara el samovar!-grita el ama.

Varka empieza a encender astillas, pero su ama la interrumpe con una nueva orden:
-¡Varka, límpiale los chanclos al amo!

Varka, mientras limpia los chanclos, sentada en el suelo, piensa que sería delicioso meter la cabeza en uno de aquellos zapatones para dormir un rato. De pronto, el chanclo que estaba limpiando crece, se infla, llena toda la estancia. Varka suelta el cepillo y empieza a dormirse; pero hace un nuevo esfuerzo, sacude la cabeza y abre los ojos cuanto puede, para evitar que los trastos alrededor sigan moviéndose y creciendo.

-¡Varka, ve a lavar la escalera!-ordena el ama, a voces-. Está tan sucia que cuando sube un parroquiano se me cae la cara de vergüenza.

Varka friega la escalera, barre las habitaciones, enciende después otra estufa, va varias veces a la tienda. Son tantos sus quehaceres, que no tiene un momento libre.

Lo que más esfuerzo le cuesta es permanecer de pie, inmóvil, ante la mesa de la cocina, mondando patatas. Su cabeza se inclina, sin que ella lo pueda evitar, hacia la mesa; las patatas cobran formas fantásticas; su mano no puede sostener el cuchillo. Sin embargo, es preciso no dejarse vencer por el sueño, pues allí está el ama, gorda, malévola, chillona. Hay momentos en que le acomete a la pobre muchacha una violenta tentación de tenderse en el suelo y dormir, dormir, dormir...

Varka, mirando cómo las tinieblas enlutan las ventanas, se aprieta las sienes, que se siente como de madera, y sonríe de un modo estúpido, sin ningún motivo. Las tinieblas acarician sus ojos y hacen renacer en su alma la esperanza de poder dormir.

Aquella noche hay visitas en la casa.

-¡Varka, enciende el samovar!-grita el ama.

El samovar es muy pequeño, y para que todos puedan tomar té hay que encenderlo cinco veces.

Luego Varka, en pie, espera órdenes, fijos los ojos en los visitantes.
-¡Varka, ve por vodka! Varka, ¿dónde está el sacacorchos? ¡Varka, limpia un arenque!

Por fin las visitas se marchan. Se apagan las luces. Los amos se acuestan.

-¡Varka, mece al niño!-es la última orden.

El grillo canta en la estufa. El círculo verde del techo y las sombras vuelven a agitarse ante los ojos medio cerrados de Varka y a envolverle el cerebro en una niebla.

Duerme, niño bonito...

canturrea la muchacha con voz soñolienta.

El niño berrea tanto que está a dos dedos de encanarse.

Varka, medio dormida, sueña con el ancho camino enlodado, con los caminantes de las talegas, con su madre, con su padre moribundo. No puede darse cuenta de lo que pasa en torno suyo. Sólo sabe que algo la paraliza, pesa sobre ella, le impide vivir. Abre los ojos, tratando de inquirir qué fuerza, qué potencia es ésa, y no saca nada en limpio. Agotada, mira el círculo verde, las sombras... En este momento oye gritar al niño y se dice: «Ese es el enemigo que me impide vivir.»

El enemigo es el niño.

Varka se echa a reír. ¿Cómo no se le ha ocurrido hasta ahora una idea tan sencilla?

Completamente absorbida por tal idea, se levanta y, sonriendo, da algunos pasos por la estancia. La llena de gozo pensar que va a librarse al punto del niño enemigo. Lo matará y podrá dormir todo lo que quiera.

Riendo, guiñando los ojos, se acerca con pasos sigilosos a la cuna y se inclina sobre el niño.

Con las dos manos le atenaza el cuello. El niño se pone azul, y a los pocos instantes muere.

Varka, entonces, alegre, feliz, se tiende en el suelo y se queda dormida al instante, en un sueño muy profundo...