31 de diciembre de 2011

Tu Lado Oscuro Soy

En una libreta vieja encontré el inicio de esto, y a base de tuitazos y pensando en ella, lo mejoré y aumentpe y ahora que lo contemplo, modestia aparte, me gustó el resultado...


Soy el dolor que te envenena, en tu cama la verbena
De tus faldas la mas corta, el diablillo que te exhorta
Soy tu mas cruel aburrimiento, tu sudor en el cemento.
Soy la noche en que no me piensas, un traidor de tus defensas.
La rutina de tu olvido, el rigor de tu gemido
En tus mares soy la sal.


Soy la lágrima en tu almohada, tu sed de madrugada
Tu "sirveme otra cantinero", de tus mares bucanero
Ardor de tus blasfemias, soy tu "cambiemos de tema"
Por quien nunca das las gracias, paladín de tus desgracias
El tatuaje ese que escondes, soy tu cuándo, cómo y dónde


No soy tu padre ni tu amigo, soy el semen en tu ombligo
Soy cada carta que no me escribes, otro mes que sobrevives...
Las croquetas de tu gato, el "luego nos vemos de rato"
El "orina dentro de la taza", las ventanas de tu casa,
Tus urgencias viscerales, tus modales animales
La verdad en tus mentiras, el león donde me tiras


Soy tus desvaríos mensuales, tus victorias magistrales
Soy tu invierno, tu fragancia, velador de tus estancias
Soy el suelo que besas, durante la balacera; la noticia amarillista de la cadena Al Jazeera
Soy tus besos, soy tu purga, cuando bailas tango o murga..
De tu madre los corajes, soy tu lento aprendizaje...


Soy la arena en tus castillos, escurriendo soy la sangre en tu rastrillo
El placer cuando maldices, tu calor, tus cicatrices,
Soy el ron en tu saliva, tu catástrofe intuitiva
Soy la luz, yo soy tu llama, tu voz de gata en brama
Soy llavero de tus llaves, el cerillo que quema tus naves,
No soy tu anillo ni tu vestido, soy tu libido crecido


Soy tu filosofía de Sartre, de tus climas el contraste,
Soy tu "bueno, no te enojes", a quien le presumes que coges
La paleta de tus pinturas, causante de tus amarguras,
Soy el trajín del día-a.día, tu nombre es sabiduría..
Afuera de tu casa yo me quedo... sí me enamore de ti ¿y qué pedo?

31 de Diciembre - Filio: Para la Buena Voluntad

Esta es la canción de Fin de Año ideal:




En este año que se va
hay tantas cosas que se quedarán
tantas sonrisas, tantas palabras,
tantos motivos para amar y amar

En esta año que se va
hay tantos sueños para rescatar
tantas canciones, tantos momentos,
tanto que no tendrá final

La vieja casa que nos vio volar
hoy se despide y nada más

En este año que vendrá
cuánta esperanza nos regalarán
nuevos los brazos y los deseos
para volver a andar y andar

Yo te prometo que no acabará
todo lo que nos procuró la paz

Si bien ha sido el sol nuestro motivo para andar
te dejo esta canción rara la buena voluntad

En este año que vendrá
yo te prometo Patria mía estar
en cada tono, en cada cuerda,
cada canción que nacerá

Porque no es cierto que naufragarás
toma mi canto hoy y mucho más




Este año 2012 creo que será de muy buena voluntad

29 de diciembre de 2011

29 de Diciembre - Crónicas de Expulsión (Fragmento) de Zaría Abreu

Zaría Abreu. Egresada con mención honorífica del Colegio de Literatura Dramática y Teatro, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, escritora, dramaturga y directora. Ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo del Castillo, emisión 2004 y acreedora a Mención Honorífica por la obra Ángeles Probables, en el VI Concurso nacional de obras teatrales, convocado por la SOGEM y la UNAM.

La conocí en el DF gracias a mi buen amigo el David Aguilar, quien se portó de diez puntos en mi estancia, invitándome a la presentación del poemario "Mientras dure la caída" de esta mujer. Al leerlo, quedé fascinado con el mismo. Tiene esa tristeza con la cual yo me identifico, porque yo he estado así. He aquí un fragmento del poema titulado "Crónicas de Expulsión"

No entiendo nada, aunque lo sospeche todo. La sospecha es en sí misma una certeza. La certeza de una herida. Una herida que no cierra, pero que sigue negándose a sangrar.

Es sábado. Hace frío. Sigo enferma. ¿Enferma de qué?

Hay un poema para esto –pienso- sé que es de Pessoa pero no lo recuerdo.

Se me acabaron los cigarros. Los cigarros tienen la maldita costumbre de acabarse en los peores momentos, justo cuando uno mas necesita de la nicotina.

Salgo al mundo, una cuadra de mundo otra vez, hasta la tienda.

El viejito de la tienda me pregunta: “¿Cómo estás m’hija?”. Oigo el “m’hija” y me dan unas tremendas ganas de llorar.

Quiero decirle que estoy de la chingada, quiero decirle que me acabo de hacer añicos en la esquina justo antes de cruzar la calle, que por eso le estoy comprando dos cajetillas de delicados con filtro a una hora tan temprana.

Quiero decirle que sospeche. Que la herida. Que estoy enferma. Que tengo fiebre. Que la lluvia de este día.

Quiero decirle que mis gatas no me hablan. Que quiero reventarme, que quizá ya me rompí. Que las palabras me traicionan. Que si no recuerda ese poema de Pessoa. Que por favor me diga “Sal de ahí”.

Quiero decirle que me duelen los poros y los átomos. Que la materia de mi cuerpo es del tamaño de una ciruela. Que el vacío con comprobación científica. Que el movimiento y el espacio entre los electrones.

Que la música taladra mis tobillos, mi talón de Aquiles. Quiero decirle que el futuro. Que la primera sílaba de la palabra futuro. Quiero decirle que –El mundo es un gran pastel de mierda-.

Que el cadáver de Omar se pudrió en una cajuela bajo el implacable sol de Tijuana.

Quiero decirle que el amor no existe y quiero decirle que mi amor sí existe.

Quiero decirle que mas que los delicados necesito un paracaídas. Que quiero emborracharme. Que me regale una botella de vodka. Que nada sirve de nada. Que no lloro. Que yo no lloro, que me atraganto con mis lágrimas. Quiero decirle que en lugar de llorar vomito sobre el lavabo todo el miedo.

Quiero decirle que Julio Jaramillo, que un tumor en la garganta, que una noche de luna roja.

Quiero decirle que me regale mil cervezas si está seguro que la congestión alcohólica va a matarme. Quiero decirle que Nacho Vegas y Juan Perro. Que “hay días en los que valdría la pena no salir de la cama”.

Quiero que decirle que mis nauseas, que mi desencanto. Que vivo en el filo de una navaja; en el centro de la pistola recién disparada.

Quiero decirle que estoy azul y sola y leyendo a Rafa Saavedra. Quiero decirle que cada vez que oigo una patrulla estoy segura de que vienen por mí.

Quiero decirle que me duele respirar, que los bronquios se me están reventando. Que mi sepulturero me está traicionando. Que las horas extras. Que el tic-tac de los relojes. Quiero decirle que este día no debería existir – y sin embargo, existe- Que me cambie las tres chelas por arsénico.

Quiero decirle que yo no soy yo, que no estoy parada frente a él, que los latidos de mi músculo cardiaco son una farsa.

Quiero decirle: ¿Porqué no se muere de una puta vez y me muero yo y nos morimos?

En lugar de todo eso le digo: “Bien” (y hablamos del clima…)

Entonces, cuando me da el cambio, me pongo a llorar como una idiota enfrente del mostrador.

Patética y avergonzada cruzo la calle. En la esquina el viejito me alcanza: “M’hija, le regalo estos” (Me pone en las manos una bolsa de kleenex).

Camino otra vez mi cuadra de mundo y justo al sacar las llaves enfrente de mi puerta miro la bolsa de kleenex.

Y no sonrío, pero pienso que –a veces- a este enorme pastel de mierda hay quien sabe ponerle una velita.

6 de diciembre de 2011

A ella...

“Verá usted, Doctor: yo la amaba, con perversidad y bonanza, como aman los hermafroditas”… así empieza una rola de un camarada de andanzas por estos lados que se llama Víctor Valdivia Esparandrapo, y bien pueden ser palabras dichas por mi en el diván de una hipotética consulta a un psiquiatra…

Por que yo si la amo con esos adjetivos tan fuertes, la amé hasta que me asusté, y fue demasiado tarde, no pude enmendar mis errores, no tuve la humildad suficiente para redimirme, para saber que el rumbo que estaba tomando era el incorrecto. Ahora van mas de tres meses de eso y sigo con una esperanza estúpida de verla, de contactarla, de redimirme, cuando se que quizá ya no la veré más, no la abrazaré más, y ni siquiera vea ganas de que ella lo haga.

A todos los eventos culturales a los que voy me gustaría que estuviera ahí, riéndose y siendo lo sensible que era: mi compañera de estética y cambios, de pisadas en la acera del Barrio Antiguo, espectadora respetuosa en obras de teatro, impulsiva niña inquieta que me besaba (y otras cosas más) de manera furtiva, casi sin respeto, con sorpresa y desenfado, de sonrisas que palidecían a la luz y que se apenaba de vez en cuando.
Esos recuerdos: aquel cuerpo, esta pesadez, tozudez (terquedad), imbecilidad multiplicada, moralidad apagada y autoestima desmembrada por los vericuetos espectrales, contingencias ambientales en esta ciudad tan perra: elementos que me joden, que se apoyan en mi cual colmillos impasibles de tiburón ausente, pero no me dejan morir, no me dejo morir. Esos recuerdos que son mas fuertes que todo: esa única y definitiva vez que usó medias de encaje. Sentencia condenatoria de mi autocontrol. Las noches y madrugadas donde hacía gala primero: de mis dotes de ninja, después de amante y volver a empezar hasta la indeseable pero necesaria despedida. La chusca caída resultado del quiebre de una silla en una casa de la calle Aldama, las Alitas en su cumpleaños… El viaje a un municipio del sur de este Estado, donde la alquimia de sus piernas desnudas convirtió mi sudor en oro, en algo mas pesado que el agua: la esperanza, el crecimiento y la aceptación de esto que siento por ella se magnificó ese instante, ese día hasta llegar a hoy…

Me hace falta, no lo niego, pero cuando veo que en sus ojos no hay la misma confianza; esos ojos, cardumen de sentimientos incomparables que causan ebullición y enternecimiento a la pobre, débil atmosfera que tiene la desdicha de cruzar de cohabitar su presencia. Esos ojos que me inspiran a escribir tan desaforadamente… cuando veo en ellos la disminución del estado de cosas, (para establecerlo en conceptos jurídicos), pues prefiero alejarme. Prefiero alejarme hasta que todo vuelva a la normalidad o todo termine por morirse… me siento como la rola “Atroz” de la Barranca, que expresa esa angustia ante la mecha que está por apagarse, que curiosamente, es la vida que se va, por que las rolas de La Barranca son filosóficas, pero eso es tema para otro día…

Sus ojos me recuerdan a esta rola de Filio… porque juran que todo ha terminado…




Letra:

Juré sentirme un día enamorado
Y desperté después solo y vacío
Buscando tu mirada en el espacio
Buscando lo que fue, lo que había sido


Y luego me abracé para olvidarte
Y en ese abrazo di por fin conmigo
No tengo nada más para contarte
No encuentro ni el regreso, ni el camino


Pensé que solo estaba desangrado
Y que tu corazón no estaba herido
Pero no echó a volar más el encanto
Y me quedé en el borde del olvido


Deja que todo sea como esta escrito
No alteres ni una letra en este libro
Rescata de esta historia sólo lo bueno
Lo que tus ojos juran que se ha perdido


Para volver atrás no encuentro el sueño
Para seguir me pierde un laberinto
En tu pequeña mano cabe el tiempo
El mismo que rompió mi desatino


Y si después de todo encuentras algo
Amárralo a la luz de esta ventana
Por donde llego cada día a tu cuarto
Anunciándote un rayo de esperanza


Pero no todo puede haber terminado. Ella tiene una relación ahora, sí, con un tipo con menos carisma que yo, menos culto, menos intenso y hasta he de apostar que peor amante; que se toma fotos tontas en Feisbuc, de disfraces, haciendo caras y divirtiéndose como niños y le escribe todo el puto día que la ama…
Esa relación quizá es la que quería conmigo, pero que no puedo darle. ¿Porqué no? Porque yo puedo darle una mejor. Una digna de “La Rosa”, digno de José Alfredo, digna de decir que no puede vivir mas. Una relación seria en todos los sentidos, lejos de mediocridades y aforismos ininteligentes, de protocolos arcaicos y obsoletos, de figuras muertas…

Se que cuando eso acabe, porque así será, se que me buscará y hasta quiero que lo haga… pero ahora no se que hacer, quiero alejarme, quiero irme, pero también quiero verla… no se que hacer… creo que si me enamoré…

4 de diciembre de 2011

¿Qué vachaché?

El tango es una de las mas grandes creaciones argentinas. Un país de muchos contrastes, contradicciones y estupideces. Esto se da en la Década de 1930. Todo era desolación, pesimismo y muerte. Todo gris. Y de ese entorno social se crea una metafísica en la música (toda metafísica surge de una determinada realidad social), teniendo como figura emblemática a Enrique Santos Discépolo, quien dice que: "el tango es un pensamiento triste que se baila"...

Es imposible abundar a esa monumental frase, solo queda poner un ejemplo de esa metafísica, de esa filosofía, de como un poema, una determinada pieza musical se vuelve inmortal porque abarca verdades inherentes a la condición humana partiendo desde el tiempo en que se vivió.
Menos rollo y ahi va...

Es el tango de 1928 "¿Qué vachaché?" interpretado aquí por Carlos Gardel. Notese la letra



Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.
Ya me tenés bien requeteamurada.
No puedo más pasarla sin comida
ni oírte así, decir tanta pavada.
¿No te das cuenta que sos un engrupido?
¿Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?
¡Si aquí, ni Dios rescata lo perdido!
¿Qué querés vos? ¡Hacé el favor!.


Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
vender el alma, rifar el corazón,
tirar la poca decencia que te queda...
Plata, plata, plata y plata otra vez...
Así es posible que morfés todos los días,
tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.
El verdadero amor se ahogó en la sopa:
la panza es reina y el dinero Dios.


¿Pero no ves, gilito embanderado,
que la razón la tiene el de más guita?
¿Que la honradez la venden al contado
y a la moral la dan por moneditas?
¿Que no hay ninguna verdad que se resista
frente a dos pesos moneda nacional?
Vos resultás, -haciendo el moralista-,
un disfrazao...sin carnaval...


¡Tirate al río! ¡No embromés con tu conciencia!
Sos un secante que no hace reír.
Dame puchero, guardá la decencia...
¡Plata, plata y plata! ¡Yo quiero vivir!
¿Qué culpa tengo si has piyao la vida en serio?
Pasás de otario, morfás aire y no tenés colchón...
¿Qué vachaché? Hoy ya murió el criterio!
Vale Jesús lo mismo que el ladrón...

Que letra. Lo deja a uno pensando. Filosófica, jamás pasará de moda. Es por eso que un poema es inmanente, permanece cuando a partir de la realidad histórica en la que vive, abarca conceptos importantes de la condición humana. Por eso Otelo de Sheakespeare no perecerá, porque trata acerca de los celos. Hamlet menos, pues no trata de la muerte de un soberano en Dinamarca, sino en la moralidad de la venganza.

Esa frase: "el verdadero amor se ahogo en la sopa, la panza es reina y el dinero Dios" es fuertísima. En la miseria no existe amor, se ahoga el amor en la sopa, se ahoga en la necesidad, en la desesperación de buscar que comer, porque la panza es reina de todos nosotros.

El dinero reemplaza a Dios en el capitalismo, en este capitalismo que nos carcome, que cada vez mas levanta muros para protegerse. "La razón la tiene el de mas guita". Guita es dinero, y es cierto, porque la persona que tenga dinero se compra un par de canales de televisión, una docena de radios y un periodico y hace que su verdad sea la verdad de todos, por que esos medios le permiten controlar los espacios, y con ellos, la subjetividad de los sujetos. Esta idea es de Michel Foucault, el gran filosofo francés, que durante toda su vida estudió al poder y sus vertientes.

La honradez la venden al contado. Este mundo, esta vida, siempre, será asi....

20 de noviembre de 2011

Fade Out

-¿Quién? –volvió a preguntar.
Su voz me estaba cansando. A ratos era ronca y agradable, pero se pasaba el tiempo tratando de hablar como niña pequeña. No le quedaba ni a su estatura ni a su cuerpo. Pensé que la iba a extrañar: su madre la había copiado de una estatua y uno no deja sin remordimientos a alguien que parece una estatua.
-¿Quién?- repitió.
No había gritado, pero la voz se puso tan chillona que me dieron ganas de golpearla.
-Nadie- le dije-. No conozco a nadie. Me la he pasado metido en la cama contigo.
Seguí barajando las cartas. La mesa estaba sucia y todo estaba sucio. Cada vez que entraba al baño tenía miedo de que algo me mordiera. No había luz, no había regadera, solo el excusado, el lavabo, una manguera conectada al lavabo y una cubeta para bañarse.
Se quitó las sábanas de encima. La cama estaba a tres metros y aún así me llegó todo su olor; era de esos que hacen que uno deje de pensar. Tres semanas antes no lo había pensado y me había tirado de cabeza en la cama; ahora pude soportarlo.
Se arrodilló en la cama y empezó a acariciarse los pechos y las caderas.
-¿Alguien te ha dado algo mejor?
-No- le dije.
Se apretó el pubis con las manos.
-¿Mejor que esto?
Saqué otra carta.
-Seis de espadas- le dije-. No me acuerdo que significa.
-Deja las cartas- me dijo.
Se echó boca arriba, con las piernas abiertas.
Saqué otra carta y se la enseñé.
-Nueve de espadas- le dije. ¿Sabes que significa el nueve de espadas?
-Que se vaya a la chingada el nueve de espadas. Quiero que vengas.
-Ya no- le dije.
Puse aparte el nueve de espadas y seguí barajando.
Se puso furiosa.
-¿Me vas a dejar? – preguntó.
-Sí- le dije.
-A mí no me dejas- dijo, sentándose otra vez-. A mí nadie me deja. Yo dejo a quien se me da la gana, pero a mi nadie me deja.
Saqué otra carta. Era el dos de espadas. Se la enseñé.
-Obstáculos- le dije-. Nueve de espadas y dos de espadas. Parece que hoy solo van a salir espadas ¿De verdad no sabes lo que quiere decir el nueve de espadas?
Se paró. Era casi tan alta como yo. Estaba sudando. Yo también; hacía calor.
-Crees que soy ninfómana, ¿verdad?
Estaba caminando hacia mí, como gato que va a destrozar una mariposa.
-Pues no soy ninfómana. Si los hombres no aguantan a una mujer de verdad, peor para ellos.
Saqué otra carta.
-As de espadas- Le dije. Eso significa que sí eres ninfómana.
Me dio en la oreja con la mano abierta. El mundo se puso rojo.
Cuando me di cuenta ella estaba en el suelo, con la cabeza sobre la cama. Un ojo se le estaba hinchando y tenía la boca reventada. Yo estaba parado en medio de un reguero de cartas. Me costaba respirar. La mesa estaba tirada en el suelo.
-¡Te vas a la mierda!- me gritó- ¡Te vas a la mierda!
Por lo menos estaba viva. Me sentí bien de que estuviera viva.
Recogí una carta.
-As de copas- le dije. Casa, hogar, familia.
No me dio tiempo de abrir la puerta. Dio un grito. Me volví y la vi venir con algo en la mano. Una lata de sopa. No sé si uno es estúpido o qué: de lo primero que me di cuenta fue de que la lata estaba oxidada en uno de los bordes. Casi me dio un ataque de risa.
Fue fácil quitarle la lata. Lo difícil fue lograr que me soltara. Me abrazó y me empezó a decirme que no la dejara, que me iba a matar, que la perdonara, que era un hijo de puta, que me quedara con ella. Trataba de besarme y me mojaba de lágrimas. No me sentía bien.
-De todos modos me voy a ir- le dije.
Pensé en la policía, que esta allá afuera, en todas partes, y no me importó. Daba igual que me agarraran ahora o dentro de diez años.
Me soltó.
-Está bien, te vas a ir, pero mañana. Hoy quiero que estés conmigo. Solo hoy. La última vez. Solo hoy.
De todos modos va a ser la una de la mañana y no tenía a donde ir. El cuatro de oros estaba tirado contra una pared. Lo recogí y se lo enseñé.
-Cama de amor- le dije. Ve a darte un baño.
-¿No te vas?
Le besé la frente. Ella se metió al baño.
El departamento era solo un cuarto inmenso. Allí cabían la cocina, el baño, el comedor –una mesa y dos sillas- la cama y un ropero grande. Junto al ropero había una ventana que daba a la bahía. De vez en cuando se oían las sirenas de los barcos. Era un sonido triste. Pensé que a nadie que esté huyendo se le ocurriría ir a Acapulco sin dinero y con todos esos policías dando vueltas por todas partes. A mi sí se me había ocurrido.
En el baño se oía como se oía como se llenaba la cubeta. Abrí una puerta del ropero.
Los roperos son lugares raros. En ese lo primero que se veía era un payaso de trapo, desteñido y feo. Alrededor, miles de cosméticos y perfumes. Mi cara me vio desde un espejo pegada al fondo; parecía tranquilo, pero no me confiaba de las apariencias. Abrí la otra puerta: tres vestidos chillones, tres batas, un par de pantalones y blusas y no mucho más. Regresé a la primera puerta y abrí el cajón de hasta abajo. Estaba lleno de ropa interior. Si había algún secreto, me dije, tenía que estar ahí. De seguro era un secreto de lo mas estúpido.
Metí la mano debajo de toda la ropa interior y me puse a hurgar. Había una caja de madera.
Era de cigarros cubanos. Adentro había papeles. En el baño sonaban cubetadas de agua.
Una carta arrugada, sin sobre: “…ahora sí voy a llegar en diciembre, las obligaciones con la familia…” Otra carta de un tal JFE de El Fuerte, Sinaloa “…y ojalá puedas venir para la boda. Manuel es muy…”
Fotos.
Una reunión familiar en blanco y negro. Ella a color con una flor en el pelo y una blusa de flores. Una estampa de san Judas Tadeo. Una niña recibiendo una hostia con traje de primera comunión. Un hombre viejo con cara de angustia en tamaño pasaporte.
-Ahí no vas a encontrar nada- me dijo-. Busca un sobre de Kodak.
Puse la caja de puros en su lugar y abrí el cajón. Había adornos de porcelana barata, una medias blancas hechas bola, unos cuadernos, una cigarrera de metal y un sobre amarillo. Dentro había unas fotos.
En la primera ella estaba acostada, desnuda, sonriéndole a la cámara. Se veía mas joven y mucho mas delgada.
En otra estaba con un tipo gordo entre las piernas.
-¿Te gustan?
-Estan bien
Volví a meterlas en el sobre.
Se quitó la toalla y se puso a secarse el pelo.
-Míralas.
Le costaba trabajo hablar; una herida le cruzaba los labios.
En otra foto, otro hombre estaba con ella. Había otras, todas por el estilo.
-No soy una ninfómana-dijo.
Metí las fotos en el cajón. No me había dado gusto ver las fotos, aunque me dije que algo mejor algo así andaba buscando.
-Son de hace como cuatro años- me dijo. Tenía otras, pero las quemé.
Se sentó en la cama.
-Ven- me dijo. Te quiero contar una cosa.
Me senté a su lado.
-Quítate la ropa.
Me acordé del nueve de espadas. Debía estar por allí, en medio de todas las cartas regadas. No hay nada peor que un nueve de espadas, me había dicho ella – otra ella- no mucho tiempo atrás.
Me quité la camisa y me besó un hombro.
-Ya sé que te vas a ir- me dijo. Todos se van. ¿Sabes por qué se van?
Le acaricié una pierna
-Porque me tienen miedo- dijo. No me entienden. Mi hijo también se fue.
-¿Tienes un hijo?
Se paró y fue al ropero. Abrió el cajón hasta arriba. Hurgó dentro y volvió a cerrarlo. Apartó las cortinas y se asomó a la ventana.
-¿Por qué estás en Acapulco? – me preguntó.
-Se me ocurrió venir-le dije.
-¿Por qué no me dices la verdad?
-Todos vienen a Acapulco por que se les pega la gana.
-Tú no.
-Me dijiste que había una cosa que me querías contar.
-Que todos los hombres se van – dijo mirando hacia afuera. Que tu también me quieres dejar y que me estás mintiendo. ¿Cómo sé que no me vas a matar hoy en la noche?
Desde hacía un rato tenía ganas de ir al baño. Respiré hondo y fui. No es fácil orinar en un lugar como ese, pero lo logré. Soporté el asco pensando en un folleto turístico que tenía cuando era niño, que guardé hasta casi que era adulto. Visite Acapulco decía, y se veía a una rubia con un bikini de colores que esquiaba en la bahía. Por eso Acapulco fue el primer lugar que se me ocurrió para esconderme. Pasé una semana caminando por las playas, comiendo en las playas, durmiendo en las playas. Me sentía estúpido. Después del tercer día ya nadie trató de venderme elefantes de ónix ni membresías para ningún club; la única ropa que tenía estaba sucia y arrugada. Ella me invitó a comer y me dijo que podía dormir en su casa. Pero no dormí. Horas y horas y horas de sexo y sudor. Nunca creí que pudiera sudar tanto.
Su casa era un buen lugar para esconderse, en el barrio de El Pozo (así dijo que se llamaba), a unas cuadras de La Quebrada, en medio de un laberinto de callejones. Parecía que nadie caminado desde hacía años por muchos de ellos.
Salí del baño. Ella seguía viendo por la ventana. Sus nalgas eran algo fuera de lo común. Solo había visto otras así en las películas.
Me senté en la cama. Me quité la ropa.
-Tuve un hijo- dijo.
-¿Vienes? – le pregunté.
-No.
Cerré los ojos. La cama olía a sudor.
Necesitaba un trabajo.
-¿Cuánto pagas de renta? –le pregunté.
-Trescientos. Incluye agua y luz.
No estaba mal.
-¿En qué trabajas? – le pregunté.
Sentí que se sentaba en la cama. No quise abrir los ojos.
-Tú sabes en que trabajo.
Se recostó en mi pecho. Su pelo me hizo cosquillas.
-¿Y tu hijo?
-Ya no está.
Le acaricié el pelo. Olía a coco.
Algo húmedo me corrió por el pecho. Ella respiraba como si llorara.
-Nadie sabe nada- dijo.
Un rato después estaba dormida. Me vestí, agarré quinientos pesos de su bolsa y salí.
Caminé rumbo a La Quebrada. Debían ser las tres de la mañana. Todas las luces en todas las casas estaban apagadas. Me gustó el aire espeso.
Acapulco, me decía, Acapulco. Lo que había alrededor no tenía nada que ver con el folleto turístico que guardé durante todos esos años. No tenía nada que ver con nada. Eran casas viejas y maltratadas, las alcantarillas olían mal, había basura en las cunetas.
Bajé una cuesta muy empinada. Había una señal que decía Sinfonía del Mar. Había estado allí el primer día que llegúe. Era un anfiteatro que daba a mar adentro. Me deprimía pensar en el mar abierto. Me di la vuelta y regresé por la misma calle.
Una pick-up venía hacia mí, con las luces apagadas. Había gente en la parte de atrás. Si hubiera tenido los lentes me hubiera dado cuenta de que eran policías. Pero no traía los lentes y solo lo supe cuando la pick up frenó con un chirrido y los policías se bajaron de todas partes y me rodearon, apuntándome con sus armas. Eran cinco.
Levanté las manos como había visto que se hacía en las películas.
-¿Qué haces aquí a esta hora? – dijo el que se me puso enfrente, un tipo bajo y fornido.
-Nada- le dije.
-Regístralo- le dijo a otro.
El otro dejó el arma sobre la nariz de la pick-up y me cacheó. Me dieron escalofríos. Después metió una mano en las bolsas y sacó todo.
-No tiene identificación-dijo.
Le dio el billete de quinientos.
-¿Sabes lo que te puede pasar por no traer identificación? –dijo el fornido con una sonrisa.
-No.
-Te pueden andar matando. Date de santos que te pescamos nosotros; si te agarran los del ejército, te matan.
Se metió el billete en el bolsillo.
-Ni se te ocurra- me dijo. ¿Cómo te llamas?
Le di un nombre.
-¿No serás guerrillero?
-No. Soy turista.
-No me chingues – dijo, y la sonrisa se le puso más grande. –Los turistas están allá – señaló rumbo a la Condesa.
-Vine a visitar a una amiga
-Enséñame que traía en la bolsa- le dijo al que me había cacheado.
Estaban las llaves de la que había sido mi casa durante muchos años. Monedas sueltas. Un anillo.
-¿Y este anillo?
-Es mío.
-Enséñame las manos.
No me quedaba ni siquiera en el meñique. Ella había sido muy pequeña y de manos delgadas.
-¿A quién se lo robaste?
-Era mejor correr. Me pregunté cuantos metros podía avanzar antes de que empezara a sentir las balas en la espalda. Me pregunté si las sentiría. Lo intenté, pero los músculos ni siquiera se movieron.
-No soy guerrillero- le dije-. Solo vine a visitar a una amiga que vive en el Barrio de El Pozo.
-¿Dónde queda eso? Me preguntó.
-Tres cuadras para allá
La cabeza me reventó y el piso subió hasta la nariz.
La nuca me empezó a doler antes de que me estrellara.
No me había fijado en un policía que tenía detrás.
El tipo fornido me pateó en las costillas.
-Estas muy pendejo-me dijo. Te voy a llevar
-¿Por qué?
-Por pendejo.
Me levantaron entre dos y me aventaron en la cama de la pick-up. Me golpeé una ceja y un ojo se me empezó a llenar de sangre.
-Ese no es el barrio de El Pozo. El Barrio de El Pozo está muy lejos de aquí. Por renacimiento-dijo el tipo asomándose a la cama de la pick-up. Ahora sí te llevó la chingada, por pendejo.
Me acordé del retén de soldados que había en la carretera y de cómo nos habían hecho bajarnos del avión para revisarnos. Descargaron todo el equipaje y abrieron cada maleta y cada bolsa. A un muchacho lo pusieron aparte y ya no lo dejaron subir al camión. Un soldado se le quedó apuntándole al pecho y el parecía a punto de llorar. A lo mejor era guerrillero.
-A mí me dijeron que así se llamaba.
-Pues que pendejo por de creértelo-dijo. Por andar de pendejo creyendo te va a llevar la chingada.
Me agarró del pelo y estrelló mi cara contra el piso. Pensé que era mejor haber salido corriendo –una lluvia de balas; me había gustado esa frase-o quedarme encerrado hasta que fuera de día. O no haber venido nunca a Acapulco. O no haber guardado el folleto durante tantos años. O no haber nacido.
-¿Y tú que haces aquí? –oí que decía el fornido con voz divertida--. Vas a agarrar un catarro.
-Ando buscando a mi patrón.
Era ella. Uso la voz de niña mimada, pero ahora me pareció dulce.
Los policías se rieron.
-¿Tú tienes patrón? – preguntó uno-. ¿No dijiste que primero muerta?
-A lo mejor ya me morí- dijo ella-. ¿A quién agarraron?
-A un pendejo- dijo el fornido- Se lo va a llevar la chingada por pendejo.
Todos volvieron a reír.
Ella se asomó. La herida en la boca se veía negra; la hinchazón en el ojo no era para tanto, pero le deformaba la cara. Era bonita.
-¿Qué te pasó? – me preguntó.
-Me agarraron. Dicen que esto no es el barrio de El Pozo.
-Entonces los que están pendejos son ellos. Sal de allí.
Me senté. Todo daba vueltas alrededor de mi cabeza
-Lo vas a dejar ir- le dijo al tipo fornido. No te vas a llevar a mi patrón.
Todos se volvieron a reír, menos el fornido.
-¿Y tú quien eres para darme órdenes?
Ella le metió la mano por la camisa y le frotó el pecho.
-Tú sabes quien soy- le dijo.
-¿Ese cabrón te puso así? – dijo señalándole la cara.
- Tú lo pusiste peor.
El fornido caminó hacia la camioneta y se me quedó viendo. Se rascó la cabeza.
-Eres pendejo- me dijo. No andes saliendo de noche porque te van a salir los espantos.
Bajé de la pick-up y me paré frente a él. No me llegaba ni a los hombros.
-¿De día si puedo salir?
-Mejor no le toques los huevos al tigre-dijo-. Llegando a donde vayas te pones a rezar y te santiguas tres veces. Di que volviste a nacer.
Ella me jaló de un brazo.
-Después paso a verte- le dijo.
-No dejes que cualquier pendejo te arruine la cara.
-Vamonos- me dijo.
Caminamos por uno de los callejones por donde había cruzado en años.
-Espérate- dijo el tipo fornido -¿Esto es tuyo?
-Tenía el anillo en la mano. Ella lo agarró.
-No – le dijo-. Pero gracias.
La mesa ya no estaba tirada. Las cartas estaban puestas en un mazo.
Agarré una y se la enseñé.
-As de oros- le dije. Felicidad, dinero, todo lo bueno.
-De veras que eres pendejo- dijo riéndose- Si no te agarran estos, no vuelves a aparecer. Siéntate para que te limpie la cara.
En la cocina mojó un trapo. Tomé otra carta. Seis de oros. ¿Qué significaba el seis de oros? No pude recordar.
Se sentó frente a mí con una taza llena de agua y un trapo. Me limpió la ceja: dolía.
-¿Extrañas a la del anillo? –preguntó como quien no quiere.
-¿Sabes lo que quiere decir el nueve de espadas?
-No me importa. ¿La extrañas?
-Sí- le dije.
-Ella te enseñó a leer las cartas.
-Yo no leo las cartas- le contesté- nadie lee las cartas. Mojó el trapo en la taza. El agua se llenó de tierra y sangre.
-¿Vas a regresar con ella?
-No.
-En esas cosas nunca puedes estar seguro.
-Yo sí.
Me estaba limpiando la cara con suavidad, pero de pronto me dolió como pocas cosas me han dolido en la vida. Ella no pareció darse cuenta de que estaba llorando.
-Creía que eras gente de Lucio Cabañas- me dijo. Cuando te conocí te portaste muy misterioso. Ahora sé que no es eso.
-No es eso – le dije.
-Mañana voy a lavar el baño – me dijo cuando ya estábamos acostados. No puede seguir así.
No contesté.
-Hace como dos meses mataron a un muchacho aquí enfrente, casi en la puerta. Yo no vi, pero oí el disparo. En el diario dijeron que fue la guerrilla. ¿Tú crees que haya sido la guerrilla?
No contesté.
-¿Porqué te quedaste con ese anillo? – me preguntó -. No hay que tener recuerdos.
No contesté.
-Buenas noches – me dijo
Un barco tocó la sirena en la bahía poco después de que salió el sol. Ella también seguía despierta.
-Esas cosas duelen al principio – me dijo, pero después se olvidan.
-¿Cuáles cosas?
-Esas.

2 de noviembre de 2011

El Son de la Muerte - Frank Delgado.

Frank Delgado es un trovador cubano de gran trascendencia y gran talento. Y con eso de que estamos en Noviembre, que es el día de los muertos, comparto esta rola. A pesar de ser cubana, esta canción es muy mexicana, basta con ver la letra.




Vino a buscarme una amiga
en el medio de una hazaña
vestida con un capote
y portando una guadaña.

Seguro que en un mal día
me he atravesado en su senda.
No señor, pues es que mi nombre
anda apuntado en su agenda.

Le dije: no tenga prisa
que no es un asunto urgente.
Me dijo: está bien, de acuerdo
tú eres mi último cliente.

Y elaborando mi estratagema,
pues yo pensaba en la muerte ajena,
en los pilotos, en los suicidas,
y en lo linda que es la vida.

La muerte y yo conversamos
sobre temas de la vida,
del deporte, la cultura
y de la traición de China.

De la ropa que se lleva,
de los gritos de la moda,
de la pintura moderna,
y hasta de Cristo y Mahoma.

Y ese capote que llevas
y que tanto te incomoda,
te digo de buena mano
que está pasado de moda.

Y sin ese capote de lana
me voy contigo de buena gana,
al paraíso, para el infierno
pa' cualquier cementerio.

Al otro día la muerte
vino vestida de raso
y como buenos amigos
nos dimos un fuerte abrazo.

Ahora sí que te llevo,
me dice muy compungida,
y yo mirando su osamenta
le digo en forma atrevida:

Por avances de la ciencia
en su forma y contenido
de materiales sintéticos
ya se fabrican tejidos.

Y con una pielcita lozana
me voy contigo de buena gana
al paraíso, para el infierno
pa' cualquier cementerio.

Al otro día con sus enaguas
y una piel fresca como la mañana
venía cantando su buenaventura
para dar muestras de su identidad y su saña
aún llevaba en su mano la guadaña.

Cuando la veo, así nomás le digo:
bota esa mierda, que tú no vas a segar trigo
y vámonos andando con el alba.

Cuando llegó cantando inmaculada
y despojada de sus simbolismos
cualquier humano me diría lo mismo:
quiero una muerte con buenos sentimientos
que vista y calce al modo de estos tiempos
para decirle en forma agradecida:

Tú no eres muerte,
tú eres la vida,
tú no eres muerte,
caramba, eres la vida.

Muerte perversa,
estado de coma,
con mi inexperiencia,
te jodí cabrona.

Y te jodí un diez de octubre
y te jodí un dos de enero
y un diecinueve de julio
y te jodo el año entero.

Y mira tú no me digas
que ya no puedes vivir
la del amor intolerable
la que se cree bonita y no lo es.

Llegó la muerte a buscarme
cuando estaba agonizando,
pero me vio tan alegre
que dijo que era jugando.

Espero que cuando vuelvas
ya te hayas tecnificado
pues yo mi tumba la quiero
con aire acondicionado.

Ahora yo te jodí,
un día me joderás por eso,
muerte perversa
ahora andamos en paz.

16 de agosto de 2011

16 de Agosto. Verde.

Volátil verificación de inverosímiles vericuetos.
Recuento de sueños pues, para no pegarle al mamón.

Vuelo sobre vastas superficies. Aterrizo. Volteo, vigilante. Vislumbro la verdad bárbara de buena noticia: Todo es verde.

Verde de lluvia, vertiente territorio
Verde la lluvia, verde el campo, verde la madera
Verdes la colinas, los ríos, verde la escalera
Los lagos verdes, las lagunas, el resplandor verdoso de la colina
El verdeazul de la montaña, las mesetas, verdemar en sus esquinas.

Lo cerca y lo lejano, verde. 
Verde de lluvia, vertiente territorio.

Roto temblor el verde de los plátanos
Casi líquida lágrima el verde de la manzana
El de los limones, el apio, el verdinegro aguacate
Verdes tus ojos, verdosas de reptil mis manos
En un sopor verdor pasan los años.

Verde era Monterrey, desde Santa a Guadalupe.
De Anahuac a Doctor Arroyo. 
Matorrales, árboles y faunas.

Pero desperté.
Y el verde no estaba aquí.
Sí, había "verde". En los semáforos, en los señalamientos viales, en la capa de pintura de los taxis, en el color de la moneda codiciada por las huestes depredadoras del entorno. 
"Verdes" como las falsas pretensiones de empresas trasnacionales que justifican su homicidio capitalista. 
"Verde" el color de la envidia regia de no tener el mismo carro que el vecino, mejor ropa que éste, el trabajo en Cemex, Gruma o Femsa.

Verde no hay.
La Pastora se llena de amarillo de maquinaria pesada. De chalecos naranja flourescentes, el cielo se hace gris; las calles y bardas se tiñen de rojo; la Zona Rosa, los giros negros en el Districto Rojo. Blanquiazul rayado y auriazul atigrado que hipnotizan al ritmo de gol.

Pero, ¿el verde dónde está?

Mejor me voy a dormir, Freud. 

26 de julio de 2011

26 de Julio. Me cago en ti, Galileo


El es Galileo Galilei, italiano, matemático y cientifico que murió en la hoguera, en una muerte que yo quisiera tener si viviera en dicha época. Dijo grandes cosas como las siguientes:

El gran libro de la naturaleza está escrito en símbolos matemáticos.


Conocerse a sí mismo es el mayor saber.


Todas las verdades son fáciles de entender, una vez descubiertas. El caso es descubrirlas.


Mide lo que sea medible y haz medible lo que no lo sea


Y todas son ciertas, pero maldita sea, Galileo, me cago en ti, me cago en mi. En ti por decir eso, y en mi por seguirlas al pie de la letra. Ahora estoy enamorado de ella, y trato (traté) de llevar mi vida por simbolos matemáticos, de calcular, de hacer medible todo, de hacer estadísticas de todo. Todo es cuantificable.

Todo es cuantificable menos esto. Menos esta sensación en el pecho que no se que hacer, menos este amor, me cago en ti. Me cago en mi.

26 de Julio. Conciencia

Me fascina la fonética con la letra C, en sonidos como "ca", "que", "ke" "qui", "ki", "co", "cu". Me encanta. Y por escribí un poema con dicho sonidos. A veces carece de sentido, pero me gustó el resultado. Es bienvenida su correción...

Costosa conciencia colisionando con caparazones cuadrados.
Que se quemen en su curul los cargos encumbrados,
Los atracos consuetudinarios que decomisan los corazones
Y la capacidad de querer encontrar consuelo en canciones

Costosa conciencia congelando las comestibles caricias
Quebrándose comiendo castidades en cuartos de albricias.
Que el conde conocedor se quite su coraza acaudalada,
La culera costumbre de comunicar cagada

Costosa conciencia
No cabes en los cánones de Cupido,
Ni en la cacería loca, ni en las caricias de la concubina
Contraigo la esquizofrenia, el síndrome del malcogido
No tienes caridad con mi carencia de querencia

Se consume la cortesía, el carisma, todo es carestía
Que decomisen las carabinas, los curas de córneas contundentes
Los cadáveres que nos encarcelarían, esas constantes cacofonías
La Calamidad cabizbaja encuentra sus pecadores correspondientes

Las códices aztecas: el caldo de cultivo a cada calle
Cuauhtemoc, Cocoyoc, Quetzalcoatl, Coyoacán
Educación prehispánica, cultura cóncentrica
Calpulli, cálmecac

El caudal del conocimiento no cabe en las calles, en las calzadas
No queda en los cubículos, en las cabezas cuadradas
Constantemente me quejo, pero cultivo estas cuartetas
Incuestionablemente mejor a contar con mi circunferencia reticular cubierta

28 de abril de 2011

28 de Abril.- Dredg "El Cielo" 2002


La pintura puede (y debe, según algunos dedicados al oficio) estar acompañada de música, puesto que ambos son actos de creación. Este disco es uno de los mejores que he escuchado en mi vida, de cualquier género y cualquier tiempo. Es una obra maestra envolvente y muy bien hecha y, cosa rara, maquilada por estadounidenses. dredg (el nombre de la banda es en minúsculas según los mismos miembros) es una banda oriunda de un poblado llamado Los Gatos, California, formada por Gavin Hayes (Voz), Mark Engles (Guitarra), Drew Roulette (Bajo) y Dino Campanella (Bateria, Piano) y se dieron a conocer en 1999 con un disco llamado “Leitmotif” que tuvo una aceptación grande en los circuitos que ahora se conocen como “hipsters”. Todo eso cambió con este su segundo disco “El Cielo”, que obtuvo un reconocimiento prácticamente universal.

Y no es para menos, esta obra conceptual, inspirada en la pintura “Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar”del maestro Salvador Dalí. Que los llevó a adentrarse en el tema plasmado en la pintura, “la paralisis de sueño”, un fenómeno profundo y alucinante. Una condición muscular producida por la atonía que una persona tiene cuando duerme, causando alucinaciones, la sensación de estar despierto y que de forma ignorante, la gente explica que “les sube el muerto”.

El tema del álbum, su objetivo, era, como ya lo expliqué, el musicalizar la pintura hecha por el maestro (si eso fuera posible), y musicalizar lo vivido en el oleo. Se lee fumadisimo y ambicioso, pero el resultado es un trabajo deslumbrante, con letras poético-crípticas abarcando temas como la vida, la angustia, la anarquía y el cambio, mientras una voz interior nos advierte que todo es un sueño del que no puede despertar.

Los temas son dieciséis y abarcan todo tipo de música y estilo, haciendo de todo esto un viaje enorme: en un segundo estás en una playa y la luz te cega, y al otro estás en lo profundo de una cueva, en el desierto africano. Rock, psicodelia, violines, oscuridad y destellos mantienen una espontaneidad y energía que agrega al sentimiento del 'sueño' que experimentamos. Así como las “pinceladas” ('Brushstrokes’, que en este disco metafóricamente representan interludios) son una técnica tan sutil y hermosa de la pintura que en su ambiguedad nos obligan a imaginar y crear en nuestra mente ese mundo soñado.
De una forma metódica e insulsa, hice una pequeña radiografía canción por canción…

-“Brushtroke: Debtfoabaaposba” abre el disco, sus extrañas iniciales obedecen al título en inglés de la referida obra realizada por Dalí. Se escucha la preparación de los utensilios de pintura y las referidas pinceladas, corta abruptamente para oír un bajo rítmico suave y la voz ultrasensorial de Gavin, que es el inicio de…

-“Same Ol’ Road”, donde el viaje comienza, y el título se refiere a esa familiar etapa donde se inicia un viaje, en este caso la pintura. La guitarra acrobática de Mark Engles, la fluidez de la batería de Dino Campanella combinados con esa letra salida del corazón que expresa el epítome y gracia de la satisfacción humana, que no es compleja: “todo lo que necesitas es una modesta casa / en un modesto barrio / En un honesto pueblo habitado por gente honesta”. Después de casi diez años de escuchar esto, me sigue dando un escalofrío en la piel…

-Y eso no es todo, pegado a ella sigue “Sanzen”, una canción cambiante, de subibajas, un viaje a diferentes sectores de la Vía Láctea. El riff que predomina es dinámico, la batería prendida, y la voz… la voz tiene un grado elevado de compromiso con las emociones desplegadas, cantando un estribillo lleno de esperanza. Es hermoso como cae y vuelve a subir. Un deleite.

-“Brushstroke: New Heart Shadow”: Es el primer interludio, y tiene una base muy pegajosa e impecable, con el toque post rockero por parte de nuestro guitarrista. Corta y al pie.

-“Triangle”: Es la mejor del disco. Su inicio ambiental me hace imaginar que la pintura se mueve, que hay atardeceres bellos, que el sol da esperanza; se convierte en una voz en el desierto, en una oda al dolor, las paradojas y al sentido que nos lleva estar viviendo en este tipo de sociedad capitalista, cantando de manera macabra, verdades irrefutables como: “No es imposible para las flores crecer y desarrollarse al lado de las tumbas / y bebés nacen en edificios donde la gente acude a morir”; ó: “Vamos a protestar la forma en que somos pasivos hoy en día”; y: “Somos como pingüinos en el desierto, ¿por qué no podemos vivir como tribus?”. En mi opinión es la mejor.

Sorry But It’s Over”: Es una canción de mucha actitud, un razonamiento sobre mantener la cordura ante la seducción por destrucción. De nuevo la guitarra tiene un papel sobresaliente. Una canción de rock promedio.

Convalescent”: Esta canción tiene aún mas actitud que la anterior, pero una estructura normal. El mejor detalle de esto, es que habla sobre la empatía: describe a un viejo hombre dependiente de su silla de ruedas, y después lanza que quizá uno no lo ha visto, y que pasando por eso es la única de entenderlo…

Brushstroke: Walk in The Park”: Es nuestro segundo interludio. Una pieza instrumental de una gran belleza y oscuridad por igual. El piano y las cuerdas como estelares. A nivel metafórico, esta canción es la frontera que divide el momento entre el boceto de nuestro cuadro, y los detalles surrealistas de este. Lo siguiente será tripeante…

Eighteen People Living in Harmony”: La voz empieza a usar efecto de forma mas notoria, el ritmo es muy movido, de esos que en vivo alentan al desmadre entre las masas, y, de una forma sutil, el cello acompaña los compases llenos de una batería furiosa. Al final de la canción está la confirmación de la frontera que ya describí.

Scissor Lock”: Empieza el trip, la médula del álbum. Las menciones a las abejas y a “jugar como niños mientras estamos paralizados mientras dormimos” lo confirman. Un punto a notar de esta canción es que de vez en vez escuchas fragmentos de grabaciones realizadas por personas que sufrieron parálisis del sueño.

Brushtroke: Reprise”: La sensación de deja vu que deja al escuchar de nueva cuenta el estribillo de “Same Ol´Road”, mientras, sin notarlo, se apodera de la escena una guitarra acústica que, en mi opinión, refleja que no todo en la vida se vive dos veces, la batería entra simple y sigue…

Of The Room”: La crónica (con realismo mágico incluido) de una cena romántica en medio de una noche de bosque inclemente. La batería es perfecta, el bajo igual, ambos tocando por nota. La guitarra hace un riff continuo, esquivando olas, estrellas y nubes. Esto en vivo sería la gloria…

An Elephant in The Delta Waves”: Una onda delta es una oscilación del rango de frecuencia que ocurre en el cerebro en las etapas del sueño profundo. ¿Ahora ves la conexión? Esta canción desentona con el resto del disco, pero no en mala forma. Es muy surrealista y te trae a la cabeza los momentos en que viste por el Animal Planet a una parvada de elefantes cruzar galantemente la sabana africana…

It Only Took a Day” y “Whoa Is Me”, son las clásicas rolas de rock semipesado, que en vivo te ponen a modo para las estelares. La forma en que ambas se “quiebran” y “recuperan” es meritoria.

Cierra el disco “The Canyon Behind Her” ¡y qué forma de cerrar! La voz en japonés te envía lejos, combinado con ese piano para hacerte oscilar entre los dos hemisferio de tu cerebro sin que tu lo notes. La canción mas sentimental entre el sentimiento. Es épica y magistral, terminando con un una especie de coro religioso de una riqueza incalculable.

Este disco reboza de creatividad, de emociones, de vida. El concepto no era nada fácil, la obra de Dalí no es fácil, pero dredg supo canalizar esa inspiración en uno de los mejores álbumes de todos los tiempos. La voz de Gavin Hayes es el detalle que se lleva este disco: parece que está a punto de morir (¿o despertar?) al momento en que finalice el disco. La batería sobresale de igual forma, Campanella, sin ser un dotado, le imprime a las canciones ese “feeling” que termina por darnos en la torre. Escucha obligatoria y recomendable llorar…

Descargalo:  http://www.mediafire.com/?nkgj2yzmwww

21 de marzo de 2011

21 de Marzo.- El Sol de Monterrey no es un periódico, es un poema de Alfonso Reyes

Sé que este poema no es mío, pero sé que ya es 21 de marzo y en Monterrey veremos demasiado el sol por estos días, así que pondré el poema del Regio Universal, Don Alfonso Reyes, que decía mi madre que yo de niño lo declamaba después de ella enseñármelo.

SOL DE MONTERREY

No cabe duda: de niño,
a mí me seguía el sol.

Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el niño andante,
y el sol, mi escudero.)

Todo el cielo era de añil;
Toda la casa, de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto me pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!

Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.-
Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.

Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.

Y a mí el sol me desvestía,
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.

Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
-¡Ya llevas sol para rato!-
Es tesoro – y no se acaba:
no se acaba – y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
Que ya tanto sol me cansa.-
Yo no conocí en mi infancia
Sombra, sino resolana.

16 de marzo de 2011

16 de Marzo.- Lo que me provoca gritar: "Piedad Ciudad"



Leer o enterarme de alguna cosa de La Barranca por cualquier medio es siempre una buena noticia, y más cuando sabes que tienen nuevo disco. Es un regocijo sutil, y uno sabe que será algo de calidad, por que desde que tengo conocimiento no he encontrado una banda mexicana que tenga la calidad suficiente como para estar entre las mejores del mundo, como la liderada por el excelso guitarrista José Manuel Aguilera; y que, en una declaración temeraria y polémica (y sin alcohol de por medio), me atrevería a decir que es la mejor banda mexicana de todos los tiempos.

La historia de la agrupación se remonta desde hace quince años, cuando Federico Fong; bajista, y Alfonso André, baterista; se unieron en una banda llamada “La Sociedad de las Sirvientas Puercas”, un proyecto efímero, teatral y desmadroso, donde había coreografías, televisores, Saúl Hernández y demás amigos de la banda sentados en una mesa, jugando poker vestidos de mujer. Dicha banda solo tuvo tres presentaciones; pero gracias a ellas, Hernández los invitó a una gira de Caifanes y en el tour surgió la inquietud de tener una banda propia y empiezan a grabar sus propias canciones.

Tras una serie de desencuentros, en ires y venires, entradas y salidas de integrantes, donde la figura de Aguilera ha sido la única constante; la banda regresa con la alineación y el estilo primigenios, la vuelta a las bases. El disco, llamado “Piedad Ciudad” está plagado de riffs polifacéticos desde lo profundo de las Fender stratocaster y telecaster de Aguilera: parapsicodélicos aquí, erótico-erráticos por allá, blueseros, alucinantes, progresivos; en fin, el agasajo consuetudinario que nos deja esta banda.

Desde la portada del disco, obra del dadaísta Pedro Freidenberg, en esta obra se habla en diferentes formas sobre ese grito de clemencia que hacemos en ocasiones todos los habitantes de estas orbes mexicanas cuando nos vemos sumergidos en la dinámica fulgurante que depreda nuestra vida. Hay un viejo adagio que dice que las ciudades mexicanas no se habitan, se sufren. Llenas de surrealismo y salvajismo, en las ciudades de este país es escena común ver un ciego en una esquina pidiendo monedas tocando el saxofón, y al lado de él, un travesti hablando por celular mientras le engrasa las botas un bolero con vitíligo.

Esos sentimientos terminan por dar inspiración a una docena de temas inéditos, de una calidad alta. La inicial “En el fondo de tus sueños” es la síntesis de lo escrito en el párrafo anterior; a pesar de que en la ciudad no hay mar, a veces sabe a sal el pensamiento. “La Lengua del Alma” es una canción de amor con alusiones indirectas a Led Zeppelin: la forma en que la guitarra entra con un riff setentero en medio del compás de la batería y el bass line demuestra lo fundamental que es la métrica en las composiciones de la banda; a mitad de la canción las cuerdas hacen sonidos maravillosos con lo que uno no puede evitar recordar “Kashmir” y quedarse convencido de que es intencional la comparación que se hace.

La situación actual por la que atraviesa este país no pasa desapercibida por la sensibilidad de Aguilera, los tracks “Viento Rojo” y “Posiblemente Imposible” dan muestra de ello; la primera narrando esa ola de sangre viene cubriendo al país, como si un dios enloquecido gritara sacrificios en su honor; y la segunda con enunciados muy ciertos dentro de su letra: “Eso que llamas realidad, alguna vez también fue solo un sueño”, y las condiciones básicas para una revolución: “una chispa prenderá la pradera, arderá con un fuego inaplazable, pero la chispa tiene que ser impecable, y la pradera estar dispuesta” (Túnez, Egipto y Libia dijeron presente a eso).

La cuarta en el orden, “Indestructible” apuesta por un inicio intenso que te llena de imágenes la cabeza, y con un coro improbable en cualquier otra banda: “en las cuerdas de la Stratocaster, reverbera todo el universo…”. “Sombras Chinas” cuenta con la única secuencia programada en el álbum y la guitarra es ausente, lo que le da una tenue referencia al progresivo; “Flecha” con su oda/grito agónico del amor a distancia.

Mención aparte merece “Más Allá de la Ley”, sin duda la mejor del disco: el bajo es digno de los mejores ejecutantes, la batería no le teme a tomar el liderazgo, y la guitarra blusea riquísimo, sirviendo de “cama” a las palabras, como cuando arrojas una piedra con superficie plana al agua y hace brinquitos. Así es como debería sonar el insomnio. Magnifica sin duda.
La referencia al Distrito Federal en “Ala de Cuervo” termina por confirmarme que mi gusto por estar en esa ciudad se debe principalmente a las rolas de la Barranca: esa búsqueda del acontecimiento incierto que, en medio de la vorágine y la multitud, me llegue a inspirar como inspira a Aguilera.

Siento que éste es un discazo, todo está de diez puntos, si me es permitida usar esa expresión poco mexicana, la diferencia con los anteriores trabajos es que estos güeyes se han hecho mas intuitivos: tienen en claro cuando hay que realizar las voces con acompañamientos y cuando la voz principal sola. Esos coros y acompañamientos ultragraves, variables en modo, registro y vida son obra de Fong, que Aguilera mordazmente lo llama el “didgeridoo humano”.
Bueno, ya fue mucho rollo, solo me queda despedirme manifestando que siento que la Barranca y sus zanjas empiezan a verse con mas profundidad en esta escena mexicana, donde lo prefabricado y el choteado úsese-y-deséchese es la moneda de cambio, y que esta banda no le pide nada a nadie.

A pesar de que este trabajo es uno de los mejores, no diré que maduro (por que desde el primer disco han mostrado un nivel de tecnicismo y autenticidad mayores a cualquier otra banda de este país), sino que diré que es la vuelta a las bases, a la primigenia, mientras se actualizan y avanzan, sin ni siquiera llegar a ser el mejor disco de ellos. Simplemente escúchalo.

Link de descarga: http://www.megaupload.com/?d=HJ5Q9WQS

16 de enero de 2011

16 de Enero - Pedro Morales.- El Otro Barrio





Pedro Morales es un cantautor regiomontano de nacimiento, pero tanto en su forma de verse como en su forma de conducirse parece un híbrido entre regio, jarocho, veracruzano y yucateco: tiene una singular alegría mexicana, una presencia carismática; y sus canciones llenas de sonesitos sabrosos combinado unas letras que hablan del amor a la naturaleza y a todos los seres vivos que los habitan, las manifestaciones sociales, los migrantes, la ciudad, la luna, la noche, el sol y la nieve.

En esta producción, “El Otro Barrio”, cuenta con 13 temas, producido en conjunción con Conarte y la Universidad Autónoma de Nuevo León; Pedro nos muestra esa otra cara de la ciudad, donde nuestra muerte alucina que vuelve a vivir: ese sentimiento cuando nuestro tedio consuetudinario y muy regio se despierta de su letargo castigado de tanto laborar y poco vivir, cuando de repente ve forma distintas en las calles, las paredes y los bosques. Ese tipo de “feeling” Pedro lo narra de forma muy particular en la pieza que abre el disco, homónima del título del mismo. Y es, prácticamente la premisa de éste.

El disco fluctúa entre distintas melodías y pasajes, desde la sentimental y nostálgica “Las Otras Puertas”, que es esa búsqueda que uno hace de si mismo entre toda la cotidianeidad donde se perdió; pasando por las pegajosas “Sin Patinar” y “Vivir empieza”, la tranquila “La Escena”. Haciendo escala en “Estalla en la Calle” donde el discurso de un guerrillero por la justicia te atrapa, y en fragmentos de la canción, nuestro cantante se apresura diciendo frases, describiendo esos espacios de expresión de la ciudad: la barda, la esquina, las calles, las luces. Excelente canción.

La que merece mención aparte es “Por las mismas veredas”, mi favorita personal (junto con “Las Otras Puertas”) que empieza que con un violín desgarrador, la voz de Pedro cantando: “Sueño…que va trepando la ilusión”, antes de explotar cual carnaval veracruzano en un ambiente de alegría y fiesta; la letra estructurada de forma de enlace con la ultima letra de cada verso, como en “Todo se Transforma” de Jorge Drexler, y rebate esa premisa de que los seres humanos somos superiores a cualquier otro ser viviente.

La historia de un migrante es contada en “…o dar la Vida” con la participación en las voces del maestro Mauricio Díaz “El Hueso”, un monstruo de cantautor, quien ayuda a cantar varias estrofas de esta pieza con un mensaje poderoso.

Entre flautas, jaranas, teclados y percusiones, el disco fenece, nos invita Con canciones ingeniosas, visuales, juguetonas con el idioma, pegajosas, festivas pero sobre todo muy reflexivas, a bailar el trino de los “Pajaros Valientes” para que en nuestra ciudad la libertad se haga presente. Es innegable el talento que Pedro tiene como cantautor, tiene una voz bonita y con cadencia que te mantendrá cantando momentos después sin saber por qué, cuando escuchas este disco imaginas el crujir de las hojas en el bosque, la luz de la luna coloreándolas y el canto de los grillos; el mar, caracoles y cielos azules. Un verdadero oasis. Para conseguir el disco, contactar directamente con Pedro, enviando un correo a pedrodelamar@hotmail.com, garantizo que será una buena adquisición.

16 de Enero - La Tierra es un Satélite de la Luna.

Este poema siempre me ha gustado. Lo leí hace muchos años en el desván del abuelo de la casa de un amigo mío. Dicho sitio tenía una bandera rojinegra enorme, un poster del Che. Fotografías de Trotsky y libros, muchos libros: Marx, Engels, Paz, Chomsky, Neruda y más. De entre todos, saqué uno muy pequeño: Un poemario donde venía éste, escrito por Leonel Rugama, nicaragüense que fue apresado y muerto en 1970 en una prisión de por allá. He aquí:

LA TIERRA ES UN SATÉLITE DE LA LUNA

El Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo 4 costó más que el Apolo 3
el Apolo 3 costó más que el Apolo 2
el Apolo 2 costó más que el Apolo 1
el Apolo 1 costó bastante.

El Apolo costó un montón, pero no se sintió
porque los astronautas eran protestantes
y desde la luna leyeron la Biblia,
maravillando y alegrando a todos los cristianos
y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición.

El Apolo 9 costó más que todos juntos
junto con el Apolo 1 que costó bastante.
Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los abuelos.

Los bisabuelos se murieron de hambre.
Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los padres.
Los abuelos murieron de hambre.
Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos
hambre que los hijos de la gente de allí.
Los padres se murieron de hambre.
La gente de Acahualinca tiene menos hambre que
los hijos de la gente de allí.
Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por
hambre,
y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.
Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.

La realidad es la única verdad





Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.

Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera son parte de la memoria,

No suponen necesariamente el presente, pero pertenecen a la realidad.
La única aparente es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia.

Porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su realidad.

Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad