16 de agosto de 2010

16 de Agosto.- Hoy es un dia historico: Aprueban la adopcion para matrimonios de homosexuales


Hoy concluyo el debate en el pleno de la Suprema Corte sobre la reforma al Código Civil del DF que modificó la definición de matrimonio y, por derivación, permite la unión conyugal de personas del mismo sexo. El máximo tribunal determinó que la reforma está apegada a la Constitución, que tiene validez en toda la República y que aquellas parejas tienen derecho a adoptar. Este último tema está en curso, pero los razonamientos esgrimidos o aceptados por la mayoría de ministros permite suponer que la votación será en el mismo sentido que las dos anteriores.

Conviene recordar la génesis de la cuestión, para un más cabal entendimiento de la resolución judicial. Apenas instalada en septiembre pasado la quinta legislatura de la Asamblea Legislativa del DF se perfiló posible la reforma mencionada, al artículo 146 del Código Civil. Donde decía que el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, se lee ahora que es la unión de dos personas. Aunque sus destinatarios fueran las y los homosexuales, no fue preciso incluirlos en la nueva definición.

La bancada del PAN se opuso a la enmienda, como antes diputados de ese partido se enfrentaron sin éxito a la reforma del Código Penal que dejó sin sanciones a la interrupción del embarazo practicada en las primeras 12 semanas de la gestación. Como en aquella oportunidad, el grupo panista buscó entablar una acción de inconstitucionalidad, pero no alcanzó el número de diputados (un tercio del total, 22 de 66) requerido para ese fin. También como entonces, remedió esa insuficiencia el Presidente Calderón, que instruyó al Procurador General de la República -Eduardo Medina Mora en el caso del aborto, Arturo Chávez Chávez en el de la enmienda civil- a que iniciara dicha acción. No quedó duda alguna de que no se pretendía ventilar un asunto jurídico, sino político, cuando los gobernadores panistas acudieron a otro medio de control constitucional, la controversia, con el mismo propósito: derogar el artículo recién reformado, volver a la antigua definición de matrimonio.

Sus líneas de argumentación fueron discutidas y derrotadas por casi todos los ministros. Se opusieron sólo dos, el Ministro Presidente Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, y el archiconservador Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Amén de los argumentos jurídicos, aparecieron en el debate los prejuicios presentes en algunos círculos de la sociedad. Se llegó al extremo de augurar mala educación a los hijos adoptivos de homosexuales, que inexorablemente adoptarán la misma preferencia sexual. Ya ha sido combatido ese sofisma con el contraargumento de que si la educación familiar determinara la preferencia no habría homosexualidad, pues los hijos, naturales o adoptivos son educados por padres heterosexuales cuya conducta sería copiada por los descendientes. También se arguyó que las parejas homosexuales son más proclives a la infidelidad, a la promiscuidad y a la breve duración de la relación conyugal. Quien alegue esas presuntas verdades ignora la realidad de buena parte de los matrimonios heterosexuales.

La confirmación del carácter constitucional de la reforma civil capitalina no redunda sólo en beneficio de las parejas homosexuales, sino que consolida la validez del régimen liberal, igualitario, que han adoptado distintos regímenes republicanos. Data apenas de 2006 la adición de un tercer párrafo al artículo primero, que se opone a toda discriminación. Prohíbe que la haya "por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas".

Con la resolución de la Corte no ganan sólo las parejas homosexuales, sino la sociedad entera, a la que se confirma su derecho a no padecer las discriminaciones enunciadas en el artículo inicial de nuestra constitución, su pórtico, un verdadero resumen de los privilegios de toda persona. Es una victoria de la República liberal, laica, frente al conservadurismo católico, expresado por el PAN y sus gobiernos. La argumentación del Procurador Chávez Chávez contenía menos derecho que alegatos ideológicos y prejuicios, como el que pretende decir que en defensa del interés de los niños adoptables se precisa evitarles el mal de que los adopten parejas homosexuales.

El argumento es tan insostenible como el que arrebatara privilegios a las personas obesas. Con razón, está en curso una campaña contra la obesidad, de la cual puede desprenderse, si no está ocurriendo ya, una demonización de las personas excedidas de peso. Una mala educación nutricional las ha conducido a esa situación. ¿Eso queremos para los niños que no tienen familia? ¿Que se prolonguen en ellos las inclinaciones a la gordura? Así razonarían quienes en su conciencia elemental juzgan que la homosexualidad, como la gordura, es un mal cuya reproducción es vitanda.

Como ocurrió tras la reforma que despenalizó el aborto en las primeras 12 semanas, es de temerse una reacción legislativa del conservadurismo católico, tendiente no sólo a evitar que se modifiquen los códigos locales en el mismo sentido que el del DF, sino a impedir que tengan efectos los matrimonios entre dos personas. De suerte que si bien hay motivos de regocijo civil por la confirmación practicada por la Corte, debe haber conciencia viva de la eventual reacción ultramontana.

6 de agosto de 2010

06 de Agosto.- Juan Villoro en Reforma

¿Que informamos?

El secuestro de cuatro colegas el pasado 26 de julio desató una justificada ola de indignación en un país que, de acuerdo con Reporteros sin Fronteras, es el más peligroso para ejercer el periodismo.

En el primer semestre de 2010 fueron asesinados 10 periodistas y 11 están desaparecidos. Mañana, a las 12 del día, una marcha partirá del Ángel de la Independencia a la Secretaría de Gobernación con dos demandas básicas: "Protección y responsabilidad compartida".

El secuestro en Gómez Palacio representa el intento más dramático del crimen organizado por determinar la agenda noticiosa. Pero las presiones y las extorsiones vienen de tiempo atrás. Baste recordar los atentados a las instalaciones del periódico El Mañana en Nuevo Laredo, El Debate en Culiacán y Televisa en Monterrey.

Tan importante como garantizar la seguridad de los periodistas es garantizar la calidad de la información. Para el periodismo, defenderse del crimen también significa defenderse de la atracción noticiosa que suscita. La violencia siempre es espectacular.

En su escalada de terror, los cárteles quieren más espacio. La paradoja es que, en su inercia, los medios ya les han dado demasiado. En las notas del día predomina el registro necrológico; se levanta inventario de las bajas sin investigar quiénes eran. Víctor Núñez Jaime lo explicó así en Este País: "Todos comenzaron a recopilar balaceras y el número de ejecutados del día, haciendo a un lado el contexto y la explicación de los hechos".

Como forma de comunicación, el terrorismo elimina a todas las demás. Quien comete un atentado no concibe otra noticia que el fuego. El narco quiere más espacio. Lo preocupante es que ya tiene demasiado. ¿Cómo llegamos a este entrampamiento?

Sin seguir un burdo dictado, como el que se pretendía imponer en Gómez Palacio, los medios han ido a remolque del crimen, siguiendo rastros de sangre como las migas de pan en el bosque de los monstruos.

El crimen organizado golpea dos veces, primero en el mundo de los hechos y luego en su representación en los medios. De manera indiscriminada vemos decapitaciones, mutilaciones, narcomensajes.

Los periódicos llevan el marcador de fallecidos como si se tratara de deporte mientras los niños de Ciudad Juárez se acostumbran a jugar entre cadáveres (según documentó Judith Torrea para la agencia DPA). La sobreexposición a la violencia puede llevar a dos reacciones extremas: la paranoia que inmoviliza o la banalización que desacredita el mal. Ambas son igualmente nocivas.

El derecho a la información es el principio rector del periodismo. No se trata de censurar ni de maquillar los sucesos. Tampoco se trata de mejorarlos con elogios. Debemos discernir qué se publica. La fotografía de un decapitado, sin más contexto que el horror, no es información. Reproducir los mensajes de las narcomantas sin un discurso oponente no es informar sino ser vehículo de la transgresión.

La realidad del periodismo no está en lo que llamamos "realidad". Como el fotógrafo, el periodista selecciona, enfoca, discrimina. Sin apartarse de la verdad, la reconstruye con sus propios medios para que resulte convincente y entendible. El reportaje no es un espejo que refleja datos, es el relato que los hace comprensibles.

De las acepciones que el diccionario de la RAE ofrece para la voz "información", la que más importa en este caso es la siguiente: "Comunicación o adquisición de conocimientos que permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia determinada". Un dato sin contexto no es información, una foto aislada del horror tampoco lo es. Los medios están plagados de hechos sanguinarios que no amplían ni precisan conocimiento alguno.

El crimen organizado usa la violencia como un lenguaje. En su gramática del miedo es posible distinguir autorías: un cártel "encobija", otro "encajuela", otro practica la "corbata colombiana". Exhibir estos crímenes es una cobertura insuficiente.

En la mayoría de las noticias los protagonistas son los asesinos. Sabemos muy poco de las víctimas. Con excepciones (como los notables trabajos de Daniela Rea en este diario), se ignora quiénes son los muertos. Contar los sucesos desde la perspectiva de los caídos es un hecho de sanación colectiva (honrar la pérdida a través de la memoria), pero también de ética periodística (realzar la importancia de la víctima por encima del verdugo). En el vértigo de la violencia se ha impuesto el momento presente: la masacre de hoy sustituye a la de ayer.

Incluso el lenguaje ha sido herido de muerte. Con la mayor naturalidad, los conductores de radio y televisión dicen que alguien fue "levantado". El eufemismo para el secuestro creado por el crimen se convierte así en palabra autorizada.

La solución no estriba en censurar los datos, sino en transformarlos en información, en entendimiento de la realidad. Resistir el embate criminal contra los medios implica no seguir su lógica. La sangre derramada no es noticia. La noticia es la vida que se pierde con la sangre.