26 de noviembre de 2010

Juan Villoro en Reforma - Malinche.com

Si viviera en estos tiempos de cercanía virtual, la Malinche sería la mexicana con más "amigos" en Facebook. La red social no se inventó para crear hermandades, sino para tener contactos intermitentes. No es necesario ser simpático para multiplicar corresponsales; basta ser interesante de modo comunicativo.

La Malinche dominaba los idiomas clave de la Conquista: náhuatl, maya y español. Enigmática, atractiva, capaz de integrarse mejor al mundo de la representación lingüística que a las patrias que buscaban aniquilarse, tendría imparable éxito en Facebook y Twitter.

El bicentenario de la Independencia debería servir al menos para reparar símbolos maltrechos. La traductora de Cortés ha sido vista como la gran villana del siglo 16, la traidora que permitió que fuéramos derrotados. Su historia real es otra. Ya está en Wikipedia, pero no en nuestras convicciones.

Malintzin, como posiblemente se llamaba, nació en la zona chontal, cerca de Coatzacoalcos. Su padre murió cuando ella era niña. Cuando su madre su unió a otro hombre, ella fue entregada a traficantes de esclavos mayas. Así aprendió su segunda lengua. Cortés la recibió como regalo en 1519, con otras 19 esclavas.

La Malinche había crecido bajo la despiadada ley azteca. Sus enemigos directos estaban en Tenochtitlan, que sometían a los chontales a punta de pedernal. Repudiada por su padrastro, fue condenada a la esclavitud y luego entregada a los invasores. ¿Puede alguien víctima de tantos agravios traicionar a un país que ni siquiera existía entonces?

Cortés admiró su don de lenguas. Malintzin traducía del náhuatl al maya; el sacerdote Gerónimo de Aguilar, que había estado cautivo en Yucatán, cerraba el círculo, traduciendo del maya al español. Esta intermediación se volvió innecesaria cuando la intérprete aprendió español.

La frase "traduttore traditore" alude a la posibilidad de tergiversar las lenguas. En cierta forma, todo idioma ajeno es "enemigo" (con osadía, Cervantes transgrede las convenciones al presentar el "Quijote" como una traducción del árabe, lengua de los odiados adversarios). La Malinche enfrentó el inquietante asombro de los traductores: comprender que lo ajeno, e incluso lo enemigo, puede tener sentido.

Emblema del entendimiento, fue vista como la traidora que la historia requería para alimentar un nacionalismo reductor.

Después de 10 años de investigación, Luis Barjau publicó "La conquista de la Malinche". Su libro disipa los prejuicios que han lastrado al tema. Barjau se niega a aceptar "la traición como elemento primordial narrativo de nuestro pasado". ¿A quién debía ser fiel la Malinche? ¿Estaba en posibilidad de actuar de otra manera? Sojuzgada, inerme pero alerta, optó por la traducción de lenguas. Contribuyó más a definir lo que somos que a decidir la suerte del ejército azteca.

Para honrar a esta figura la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco ha creado el Premio Malintzin (en forma congruente, Luis Barjau lo recibió en su primera edición).

En su vindicación de la inteligencia al margen, Margo Glantz se refiere a las escritoras mexicanas como "Las hijas de la Malinche". El feminismo ha sido decisivo para ver con otros ojos a Marina, varias veces esclava. Pero también los hombres reclaman su herencia: Emilio Lezama y Héctor Tajonar conducen el programa "Los hijos de la Malinche".

Orozco dominaba la convulsa intensidad del fuego, pero escogió la serenidad para retratar a Cortés con la Malinche. La fuerza de esa imagen proviene de la inesperada calma que transmite. El conquistador y la esclava lucen tranquilos, reconciliados, tal vez felices.

Numerosos textos literarios agregan complejidad a la Malinche, heroína a contrapelo. Pero la lengua aún aguarda un viraje esencial. Los insultos cambian de signo cuando se asumen con orgullo. Es la transfiguración que requiere la palabra "malinchismo". El que permite que los demás se entiendan no es un vendepatrias; es un vínculo.

En 1519, Marina dio a luz a Martín Cortés, acaso el primer mexicano. ¿No nos ahorraríamos mucho psicoanálisis si aceptáramos que la Madre Primigenia no es una traidora?

El cantante y guitarrista Neil Young rindió un curioso homenaje a la Malinche. En su disco "Zuma", de 1975, incluyó la canción "Cortez the Killer", que narra la llegada de Cortés a un mundo donde lo reciben como rockstar; es rodeado por feligreses multicolores y chicas guapísimas. En la última estrofa Cortés recuerda a una "groupie" de fábula. La mención al carácter "asesino" del conquistador resulta irónica; el Cortés de Young se parece a Mick Jagger: un ídolo de masas enamorado de una desconocida.

Curiosamente, esta versión primitiva del encuentro de dos mundos se acerca más a la realidad que la historia oficial en la que Marina aparece como la traidora por antonomasia.

"La Coatlicue ya no habla porque está pasadísima", escribió Monsiváis en los años 70. Hoy podríamos decir: "La Malinche no habla porque no tiene cuenta en Facebook". Si la tuviera, sería la principal comunicadora en red del país que contribuyó a crear.

24 de noviembre de 2010

24 de Noviembre.- Frogg Cafe "Bateless Edge"




FROGG CAFE
Album: BATELESS EDGE (2010)
Genero: Jazz Fusion
Pais: Estados Unidos

Track
1. Terra Sancta (12:25)
2. Move Over I'm Driving (7:58)
3. Pasta Fazeuhl (14:02)
4. Under Wuhu Son: In the Bright Light (8:22)
5. Under Wuhu Son: Left for Dead (5:36)
6. Under Wuhu Son: Brace Against the Fall (6:15)
7. From the Fence (12:05)
8. Belgian Boogie Board (10:31)
Total: 77:41

Me gusta mucho este año, cada vez me llegan discos nuevos y música fresca de todos los lados del planeta, es difícil darse tiempo de sentarse y escucharla, especialmente en estos tiempos caóticos, sumergidos en los resquicios inefables del capitalismo, donde escuchar música se vuelve una actividad secundaria, que acompaña algo principal.
Pero para los escuchas a lo antaño, los que nos sentamos a escuchar discos en las penumbras, zapatos fuera, audífonos canceladores de ruido y una buena bebida en la mano, la recompensa este 2010 es enorme, situación que se viene a afianzar con el disco “Bateless Edge” de Frogg Cafe, una banda oriunda de Long Island, Nueva York, con grandes éxitos en el circuito jazzero y progrockero. Empezaron como una banda de covers del genial Frank Zappa, con violines, coros bizarros y algunos elementos de su propia inspiración incorporadas a las canciones del maestro Zappa, llamaron la atención de los exigentes escuchas neoyorquinos y se decidieron a grabar dos discos, uno trascendental llamado Creatures del que hablaré después, confirmándose en el circuito como una agrupación virtuosa, de música en ocasiones que va de lo ligero hasta los pasajes mas oscuros y melancólicos, un viaje por varias gamas de colores gracias al uso dinámico y bizarro de los trombones y trompetas, y hasta ritmos funkys y árabes, una mezcolanza medio rara, que solo puede ser entendida y creída hasta ser escuchada.
Incluso, es difícil la tarea de reseñar este disco, por que “Bateless Edge” es como una fuerza arrolladora y compacta de música encerrada en una capsúla como las que hacía el papá de Bulma en Dragon Ball (por mas infantil y pueril que este símil se lea, pero no hay otra forma de describirlo). Es brutal el golpe catártico que hace esta banda, integrada por Bill Ayasse (violín, mandolina, voz, percusión), Santiago Guarnieri (batería, glockenspiel, percusión orquestal), Andrew Sussman (bajo, chelo, guitarra acústica), Nick Lieto (voz principal, teclados, trompeta, fliscorno), Juan Lieto (trombón) y Frank Camiola (guitarra, contrabajo, banjo), al grado de cambiarte por completo la forma en que escuchas un disco instrumental, y sin pretensiones fue descrito por Ayasse como “una reflexión sobre los incidentes que giran en torno a nuestra vida personal, así como un sonido integrado y de reciente formación que tiene esta banda en los reinos que no han sido hasta ahora explorados”. Así de simple.
Dividido en 78 sorprendentes minutos en los que se ve a una agrupación sin miedo a las innovaciones, a explorar los lados mas oscuros e intensos, en "Bateless Edge" se ven pasar, cuales sutiles cameos en obra teatral a clarinetes, mandolinas, violonchelos, liras, clarinetes bajos, xilófonos, cuartetos de cuerdas y muchos otros instrumentos juguetones de integración para crear un paisaje sonoro que dará el oyente infinitos detalles y texturas. Influencias hindúes se abran paso a la mezcla, algo de funk y jazz, combinado con un nivel de composición tan compleja y exhilarante, da como resultado piezas tan bellas, como la canción principal del disco “Under Wuhu Sun” (que trata sobre los trámites de adopción de una niña china), la cual cuenta con una partitura de 28 páginas en los que participan aproximadamente veinticinco instrumentos diferentes.
Usualmente la duración de la totalidad del álbum es un problema, pero cuando cada canción, cada nota y cada cambio de sección están, prácticamente perfectos; no queda más que pedir una doble ración. Al inicio del disco con la canción “Terra Sancta” escuchas ritmos medio-orientales y la guitarra que te transporta hacia tan remota tierra, al traducir la letra te das cuenta que es un tributo a las victimas del 9/11 (son neoyorkinos, ni modo): “Cualquier otro día, con la comida en la lonchera y el beso de tu madre te despedías… Hoy ya no”. Piano y guitarra se confabulan para dejarte a punto llorar y para que lo hagas, vuelve la misma línea con mas sentimiento y después… Silencio. Excelente intro.
“Move Over, I´m Driving” nos hace testigos de como un acorde de guitarra insistente te puede guiar por una pieza, claro, mientras lo acompañas con silencios, clarinetes, trompetas y exquisitos violines. A pesar de que expresa una familiar sensación de “road rage”, la canción expresa una elegancia y vivacidad que jamás creí escuchar, y te hacen olvidar que la pieza dura 8 minutos. “Pasta Fazeuhl” es como un tributo a la americana de la banda francesa Magma (una de mis favoritas y creadora del género que denominan “zeuhl”) cambios de ritmos alucinantes y con ganas de menear la cabeza. La canción se transforma, con un violín desgarrador, como la serpiente mudando de piel, como la transformación del hombre lobo, lenta, dolorosa, y dos minutos después, está lista: llena de frenetismo, headbangeo y risotadas en masa. Hasta ahora van 34 sorpresivos minutos de buena música que parece no terminar. Las tres secciones de 'Under Wuhu Son' son un manjar auditivo: la primera sección, 'In the Bright Light', maneja un aura melancólica desarrollada de forma coherente, bucólico y la sección de vientos con una elegancia indigna de un álbum de rock/jazz. "Left For Dead", es vibrante, fuerte, raramente bella y raramente escalofriante. El disco termina con 'From The Fence' la canción mas accesible del disco, la típica y condescendiente canción para ser editada y programada en radio. Capitalismo.
Disculpen lo extenso de esta reseña, pero en verdad, no exagero, este disco me transportó mas que cualquier otro que se haya realizado recientemente. Creo que tenemos al mejor disco del 2010…

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