17 de diciembre de 2009

17 de Diciembre.- Que lastima de Suecia

"La Patria te exige el sacrificio de tu vida". Así le dijo el sargento Militón al viejo soldado Culeránez. "-Señor sargento -respondió éste-. Yo sufro de hemorroides, y a un hombre con hemorroides la Patria no tiene derecho a exigirle ningún otro sacrificio". "-Nada, nada -le contestó el sargento-. 'Dulce et decorum est pro Patria mori'. Cosa honorable y dulce es morir por la Patria. Esto lo dijo Horacio". "-¿Horacio qué?" -preguntó, suspicaz, el soldado Culeránez. "-Horacio a secas -precisó el sargento-. La frase viene en sus Odas, 3, 2,13". Replicó el soldado: "-Pues dígale al tal Horacio de mi parte: 'Está bien que hagas versos, pero no odas'". Ordenó el sargento: "-Irás al frente, o si no te daré un trabajo de escritorio". Al escuchar esa amenaza Culeránez hizo lo que 'Juanito'. Dijo: "-Soy hombre de una sola palabra: rájome". Y se patraseó. Y es que para su padecimiento un trabajo de escritorio era peor que enfrentar bombas y metralla. Fue, pues, a las trincheras. Ahí por lo menos podía estar de pie. El primer día de combate el ejército rival lanzó bombas de gases asfixiantes, y una de ellas se le metió en el pantalón. Anduvo tres o cuatro días despidiendo un aroma que no es para describirse, y que sus compañeros no atribuyeron precisamente al enemigo. Lo despacharon a la retaguardia. Ahí tomó el soldado Culeránez un camión, y regresó a su casa. El resto de la guerra lo pasó resolviendo crucigramas. Sobrevivió al conflicto. Al paso de los años, en las conversaciones con sus nietos, junto a la chimenea, éstos le preguntaban: "-Deidad antigua, egipcia, en dos letras". Y él contestaba: "-Ra". 
¡Cuán bellos son los recuerdos de la ancianidad! El soldado Culeránez me recuerda un poco a Alberto Sordi, gran comediante de la cinematografía italiana. Cuando Mussolini lanzó a los italianos a la guerra, Sordi observó que los soldados que tomaban el tren para ir al frente rara vez volvían. En cambio, los que formaban parte de la banda de música que los despedía en la estación se regresaban al cuartel después de haber tocado. Tomó lecciones de platillo, y cuando fue llamado a filas se inscribió como músico en la orquesta. Así luchó por la Patria, a platillazos. Si en vez de obedecer a su instinto de conservación Alberto Sordi hubiese obedecido a Horacio, el cine habría perdido a uno de sus más grandes cómicos, y no tendríamos obras maestras como "El Jeque Blanco", "I Vitelloni", "L'Avaro" y muchas más. Con todo esto quiero decir que la guerra es algo sucio y malo. La única guerra que a mi entender se justifica es la defensiva, la de un pueblo que lucha para defender su territorio contra un invasor. Lo que para el individuo es la defensa propia, cosa dictada por la naturaleza, es la guerra para una nación agredida. Toda otra guerra es crimen, por más que los políticos y los militares la disfracen de heroísmo para lograr que los muchachos vayan a matar y a hacerse matar. 
A los académicos de Suecia les salió el tiro por la culata -por no decir que les salió el culo por la tirata- cuando le dieron a Barack Obama el Premio Nobel de la Paz. El discurso del Presidente norteamericano al recibir esa presea fue una apología de la guerra. Seguramente pensó en los cuantiosos intereses de la industria bélica de su país, y en que la economía de Estados Unidos languidece en épocas de paz. Sus palabras no fueron las de un pacifista: fueron las de alguien que sigue las tradiciones de violencia en que se ha fincado la historia de Estados Unidos desde su nacimiento. Lastima por el Comite del Nobel en Suecia (pais cuya cultura es vasta, sus mujeres hermosas y los sabados hay cafes donde escuchan rock progresivo de las mas diversas variedades) por haber dado ese premio a Obama, y por no haber dado el de Literatura a Borges -¿tampoco se lo darán a Carlos Fuentes, ni a Mario Vargas Llosa?
Esto solo demuestra lo bajo y arbitrario que puede ser la seleccion del Nobel (sino como se explica que el premio lleve el apellido de la persona que descubrio el TNT?)

No hay comentarios: