12 de diciembre de 2009

12 de Diciembre.- Ah, la navidad

Me enerva en demasía el Niágara de cursilería que discurre en México en el mes de Diciembre. Me molestan los tiempos de navidad. El único punto rescatable de este mes es el frío que me encanta y que se extiende por la ciudad, atrapando todo con su garra nebulosa gris y que deja en el closet toda la barbarie que llega aparejada con el verano (mal humor, malos olores, carnes al aire de chicas que creen tener buena pierna y un abdomen plano). Ahora veo, y siento gran gozo en ello, a gente caminando agachada, con sus manos en los bolsillos, temblando cubierta en sus chaquetas y medias caras agazapadas en sus bufandas, ocultando (afortunadamente) la fealdad generalizada para mis ojos. Esa fue más o menos la respuesta que le dije a mi madre a pregunta expresa sobre que era lo que yo pensaba de los tiempos navideños; le dije que mi mente está reciamente defendida contra toda conspiración decembrina. No asistiré a ninguna posada, ni a "brindis navideños" en los que, so pretexto de que hace siglos hubo un alumbramiento en el Oriente, los convidados beben hasta la total confusión mental que los conduce a yacer pecaminosamente para darle su alfalfita a los conejos con la complicidad de una(s) fémina(s) que se incorpora(n) alegremente a la celebración. Procuraré ausentarme de todo esto y me esmeraré por permanecer al buen resguardo de mis tutelares muros. Le pido a los dioses de la muerte no encontrarme con ningún desarrapado compatriota vestido como Santaclós, que es un personaje cocacolero, abominable y ejemplo gráfico de la palabra “mamón”. Con toda frialdad le dije a la buena progenitora que no entiendo el vínculo entre la historia de José y María, que en una noche de invierno buscaron refugio para que María de Nazaret pudiera dar a luz a un niño que, según la convicción de muchos, también era Dios; o sea, cual es el vínculo en este cuentecillo de viaje de LSD, con la mal tramada historieta de un adiposo que vive en el Polo Norte donde regentea a una caterva de enanos que son explotados en una fábrica de juguetes de los que, año con año, sale a repartir muestras gratis para enganchar a los caperuzos como consumidores, apoyado con un trineo volador supuestamente tirado por unos renos a los que rellena de alcohol hasta la cornamenta (de ahí la nariz roja del tal Rudolph) para que aguanten el viaje. Eso si es una verdadera xalada. Por eso me alejo permanentemente del boato y el oropel decembrinos; por tratarse de fiestecitas muy charras y de reuniones familiares que son como un anticipo del infierno, establecimiento que, a raíz de las científicas consideraciones de Lozano Barragán, tendrá sobrecupo y por ello no sería extraño que tuviéramos una catástrofe estilo "Lobohombo" o como la canción “Smoke in The Water”, con crecidas bajas en las huestes demoníacas, pero eso ya es otra historia y me explayé demasiado.

Soltó una risa fingida que se le esfumó al momento en que supo que estaba hablando enserio y trato de hacerme ver lo equivocado que estaba (grave error) y me dijo, con un dejo de nostalgia que a ella le encantaba esta época del año por que le recordaba los “buenos tiempos” de su infancia en que tenía navidades felices y de bonanza de amor, y al final llegó a la conclusión de que para eso son las navidades: para recordar los buenos tiempos y lo afortunados que somos…

Pero…entonces pregunto: ¿a que se le llama “buenos tiempos”? ¿Acaso sabemos lo que eso es?

Mi generación no sabe el significado de esa palabra, desde pequeño no recuerdo nada mas que la palabra crisis, crecimos junto con ella, fue una de nuestras primeras palabras a la par de: mamá, papá, agua, devaluación y “apretarnos el cinturón”. Es un elemento mas de nuestra vida. El capitalismo y el comunismo fueron producto de la creación de nuestros abuelos, los desarrollaron, los cuidaron, les dieron de comer y los defendieron; productos que nuestros padres se dedicaron a destruir y corromper, dejándonos a nosotros todo el cascajo sin oportunidad ni opción de empezar algo nuevo.

Es como si te pararan enfrente de una casa en ruinas, te dieran una caja de herramientas y te dijeran: “la misión de tu vida será reconstruir esta casa y hacerla una mansión para que tus hijos viven en ella…” y al revisar la caja de herramientas ves que el martillo está roto, el desarmador barrido, el serrucho con dientes chatos, la brocha sin cerdas y el cincel quebradizo… entonces te paras y te preguntas… ¿Acaso no tendré crédito en Infonavit? …

Perorata a la cual mi madre responde como siempre: “que hijo tan raro tengo…

1 comentario:

AFlo... dijo...

que hijo tan raro tiene tu señora madre... raro raro... pero tiene.