14 de octubre de 2009

14 de Octubre.- Que hemos hecho de nuestras mujeres? :S

“Cálmate… cálmate… es una dama”, me repito para tranquilizarme.

Pero la imagen que me devuelve el retrovisor no es de una dama… es más bien del dragón que atacó a Beowulf

Por sus narices emana humo y las centellas que brotan de sus ojos no vienen precisamente de un delicado y apacible corazón femenino.

Puse mi direccional para avisar de la intención de pasar al carril, pero fue como un rejón en el lomo de un Miura… porque entonces pisó el acelerador y gastó en ese afán de no ceder un centímetro de SU carril, dos litros de gasolina… de la que ahora cuesta dos centavos más cara.

¿Qué le iba a hacer?...

Ya tenía medio carro en el carril, y además… confieso que me dije a mí mismo… “¡Ahora te metes, porque te metes!”

Y me metí…

Las cinco mentadas subsecuentes fueron nada más el preludio… otros con eso se conforman; pero ella no…

Ella lanzó su camioneta Expedition contra mi humilde patitas de hule… pegó su defensa delantera casi contra mi defensa trasera.

Resoplaba…

“Cálmate… cálmate”, me dije… regresé al carril, la señora aceleró, luego se me emparejó… dio medio cerrón y luego soltó una retahíla de barbajanadas dignas de un alvaradeño, como su servilleta.

Hizo la señal del dedo, y pensé… “bueno, ya se va”…

Cosa rara en mí; segun mi forma de ser, y mi humor renovado ya no regreso las maldiciones, bueno… ya casi no las regreso.

Pero la señora todavía tiene algo bajo la chistera… ¡y se pega una frenada bárbara!; apenas alcanzo a detenerme y veo en sus labios una sonrisa malévola… el guasón estaría avergonzado.

¡Ya no puedo más!...

Acelero, ella hace lo mismo, pero veo adelante una de esas boyas que han colocado por ciertas calles nicolaítas… mejor enfreno, porque mi auto se deshace a esa velocidad en el tope… ella está desatada, pasa a toda velocidad, la miro brincar adentro y se pega tremendo fregadazo en la mollera… se detiene y se agarra la cabeza con desesperación.

Está tapando el paso…

Los demás autos que empieza a llegar tocan el cláxon… ella abre la puerta y viene hacia mi… ¿hacia mi?...

¡No!, va en contra del conductor de un bochito que atrás se había quedado pegado de su bocina, mete la mano… lo agarra de las greñas.

El conductor le da un manazo… ¡y se trenzan!...

¿Me meto?... sí… me meto…

Intento… intentamos separar… la señora escupe al tipo, lanza dos o tres patadas… lleva la cara colorada, y luego todos nos quedamos congelados.

De la Expedition sale el dulce rostro de una niña de cuatro o cinco años, que se asoma llorando…

La mujer toma aire… se suelta a llorar y se va corriendo.

¡Carajo!... ¿qué hemos hecho de nuestras mujeres?

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