10 de julio de 2010

10 de Julio.- Magenta Seven (2004)



MAGENTA
Album: SEVEN (2004)
Genero: Neo Prog Rock
Pais: Reino Unido (Gales)

Tracklist:
1. Gluttony (12:04)
2. Envy (9:42)
3. Lust (12:22)
4. Greed (13:49)
5. Anger (5:11)
6. Pride (12:09)
7. Sloth (10:06)
Total: 75:23

Musicos
- Christina Booth / voces
- Rob Reed /teclados, bajo, harpsichord, piano,guitarras electricas y acusticas, segunda voz
- Tim Robinson / baterias
- Chris Fry / guitarra
- Martin Rosser / guitarra
- The Vienna Symphony Orchestra

http://revistacomala.com/magenta.html

Los discos conceptuales son magníficos, son mis favoritos personales: un conjunto de canciones que giran en torno a una temática central, ya sea para contar una historia, plasmar una idea o enviar un mensaje. Seven es uno de estos discos, el segundo de la banda galesa Magenta, formada en 2001 por la cantante Christina Booth y el multi instrumentalista Rob Reed (ambos otrora miembros de Trippa, una agrupación de mediano éxito en el Reino Unido), contiene siete canciones, tomando el titulo cada una de ellas de acuerdo a cada “pecado capital” que todos conocemos. La lógica te indica que se trata de canciones de gordos, avariciosos, rameras y esbirros; pero no es así, las letras creadas por el dramaturgo Steve Reed, dejan de lado por completo los clichés, y llegan a un aspecto mas subjetivo y abstracto de los “pecados”. Por ejemplo: Greed (Avaricia) es una satírica contemplación de la celebridad y el banalismo farandulero, Pride (Orgullo) es una canción de amor para su hija y Sloth (Soberbia) es un homenaje al nativo americano y hacia cualquier tribu indígena.

Entrando al plano musical, en el booklet interno del disco dice que cualquier similitud con bandas del pasado o del presente es enteramente intencional; la banda, en distintas ocasiones ha declarado ser seguidor de personajes tan eclécticos y disímbolos como Genesis, Rush, Kate Bush, Bjork, Eurythmics, Yes y King Crimson, entre otros, dando como resultado que las canciones suenen extrañamente familiares, como infecciosas, jurarías haberlas escuchado en alguna otra parte, y por alguna razón mágica (metafísica dirían otros) sabes la siguiente línea que cantará Christina y con qué intensidad, aunque también dan pequeños sobresaltos. Cada detalle del disco es perfectamente audible, desglosable y armónico, la adición de la Orquesta Sinfónica de Viena le da un plus a las canciones: los violines, trombones y demás elementos entran en el momento justo, sin recurrir a exageraciones típicas que se usan con este recurso para venderte un falso melodrama (como cierto disco de Metallica).

El álbum abre con Gluttony (Gula), una pieza que inicia con una guitarra medio “Discipline” de King Crimson, después con las características armonías vocales de Yes, y antes de que el estigma de la copia se plasme en su superficie, la canción da un giro, con una guitarra prominente y unos exquistos teclados que sirve como cama a la voz de Christina, aunque queda la sensación de que la canción es larga innecesariamente. Le sigue Envy (Envidia) con un intro corto y el sonido de mi instrumento musical favorito: el melotrón, que aunque el sonido es digital (el verdadero se escucharía más hermoso aún) no deja de tener esa presencia y melancolía que lo caracteriza, la canción es aún es más tranquila que la anterior, con ciertas explosiones de poder y la parte final de la guitarra te deja sin aliento.

Lust (Lujuria) es una de los highlights del álbum. La introducción de la orquesta es ostentosa, presumida y encantadora, como una bella femme fatale, la forma en que la música fluye de una sección a otra es impresionante, con todos esos dramáticos cambios, aun así se crea una continuidad de ritmo, no hay cortes abruptos, ni pedazos de relleno. 12 minutos de rock del bueno, confirmando así por que este es mi pecado favorito.

Greed, (Avaricia), es la pieza más honesta del álbum, revela tesoros escondidos cada que la escuchas. En ella el contraste entre las vocales (masculinas y femeninas), con el solo de teclado inspirado es algo muy original.

Lo mejor del disco viene al último con Anger (Ira), Pride (Orgullo). La primera es la canción más corta del disco, es una balada sublime, te hipnotiza el piano y el arpa que llenan de notas tu corteza cerebral, esperas que explote, pero ahí se queda. La segunda, es sin duda, la mejor del disco: una canción llena de esperanza, que se desploma en el aire cual halcón en vuelo en picada, para cuando, con Reed tocando en escala, se aparece el mejor verso feliz mejor que he escuchado: “Every time you smile the sun shines down on me”. El álbum finaliza con Sloth (Soberbia), que hace que recuerdes un momento en la vida que todos hemos tenido: estar tirado en el césped viendo pasar las nubes, la canción se construye hasta llegar a un clímax gélido en la espina dorsal con la voz de Christina.

En síntesis este álbum, es sin duda, una pieza digna de encomio, plausible es el hecho de que en estos tiempos decadentes del rock contemporáneo se hagan un trabajo tan perfecto, tan elaborado y soberbio. El disco tiene todo: la vocal está como pez en el agua (disculpen el cliché), nació para hacer esto, el guitarrista solea todo el tiempo de forma magistral, cuerdas de orquesta, teclados y pianos nostálgicos, melancólicos y alegres, baterías simples, pero poderosas. Es una lástima que en internet no haya muchos videos de ellos.


2 comentarios:

Aldo Bonanni dijo...

Magnífico análisis del disco.

progloverfan dijo...

Te felicito por el análisis del disco, me dieron ganas de escucharlo inmediatamente.