1 de mayo de 2012

1 de Mayo - Mina


Soy una mina antipersonal que se desbalaga entre la indiferencia, los gestos de asco, las miradas de hastío y las esporádicas muestras de interés de una sociedad cada vez más individualista, que persigue la ultima novedad en smartphones para filtrar su contacto con los otros mediante pantallas touch agachando la cabeza; que no sabe ni siquiera las funciones mas básicas de su cuerpo, pero anda ahí viviendo tratando de encontrar la redención en el amigo imaginario e ilusorio que el colectivo llama dios…

Soy una mina antipersonal (quisiera ser de tiempo), que tiene pedales austeros e incómodos, conectada a una maquina expendedora de libros que nadie lee, libros cuyo tema es como jugar al capitalismo de una forma limpia y sin joder a los demás, de cómo hacer la democracia considerando sagrada la vida del otro y ver a éste como una extensión de mi mismo.

La clase de explosivo que soy solo estalla cuando voluntariamente alguien pisa mis pedales y escucha la explosión con respeto, no soy como mis contrapartes afganas o colombianas, quienes además de no tener pedales, les vale madre la vida de una persona, ellas hacen su trabajo sin importar la negativa, y si no quitan la vida, por lo menos la joden y la mutilan. Se ocultan, se mimetizan con los campos para mentir, para engañar y pobre del incauto que caiga en ellas. Yo no. Todo en la intemperie, aunque no me hagan caso.
Soy una mina ¿antipersonal? No creo que ese sea el término, quizá solo personal, y aunque la tentación hacia la misoginia sea enorme, no estoy en contra de las personas. Tal parece que el sentido común ha sido olvidado (creo que nadie tiene una definición clara de “sentido común” sin partir del ego), lo cual puede llegar a ser desesperante al grado de querer hacerle un epitafio a la humanidad por ello, y aun teniendo ese impulso de quemar todo a mi paso, al detenerme logro entender los motivos externos, hacerlos míos y comprender a mi semejante en su complejidad. A veces me quedo sorprendido de mi habilidad y de las conclusiones a las que llego, con unas personas es mas difícil, pero cuanto mas intento, mas profunda es mi comprensión y me detengo, me mimetizo y hago lo concerniente a la conciliación para ambos “avanzar” (lo que sea que eso signifique). Quizá esa sea la razón por la cual todas y cada una de las mujeres con las que he tenido que ver han sentido algo por mi (si fuera presumido diría que se han enamorado, pero no creo que eso sea), mis amistades son muy intensas, es fácil tenerme cariño y es difícil tener una opinión negativa de mi sin ser atenuada por momentos o situaciones.

Soy una mina con pedales conectada a una máquina expendedora, en medio de esta ciudad-rancho-espejismo del norte de México, puesta sobre una avenida donde colisionan el miedo a las balas, la-tala-de-bosques-para-poner-un-estadio, el culto infinito al trabajo al grado de la fatiga para hacer algo mas, la carne asada y la hipocresía religiosa. Solo anhelo estallar y contagiar como virus mis intenciones, en un arrebato cursi como lo escrito aquí y ahora…

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